A usted lo que le pasa es que es un náufrago sentimental, caballero. Todas sus relaciones zozobran y acaba siempre en una isla desierta: usted. Incomunicado, atento a la posibilidad de una vela en el horizonte, una salvación que nunca llega pronto. Y sólo para volver a repetir el proceso, pues no deja de navegar aunque está bastante claro que se le da fatal.
1 comentario:
Pero, ¿y el placer de la navegación?
¿Hein?
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