domingo, 31 de marzo de 2013

Tú también podrías hacerlo

Tú también podrías hacerlo, me dice ella. Así que la pregunta es por qué no lo haces. Porque tienes excusas, claro. Dices que tú no funcionas así, que tú escribes de otras cosas, cosas raras que no le interesan a nadie. Pues es fácil: escribe de cosas que le interesen a otros. Ah, claro, es que entonces no te interesaría a ti, muy bien. Eres un egocéntrico y pretendes que la realidad se pliegue a tus intereses. Sigue intentándolo, sí, seguro que algún día se tendrá que rendir.

sábado, 30 de marzo de 2013

El orden

Anotaba en una libreta sus conversaciones con ella para darle un sentido a todo.

viernes, 29 de marzo de 2013

Alba, diez años después

A principios de los años noventa, teníamos a Kurt Cobain, a Michael Jordan, a Miguel Indurain. Después sólo nos quedó Jordan, que se retiró en 1998 con su sexto anillo de campeón de la NBA y, de alguna manera, terminaron los noventa. Ese año conocí a Alba, lo que supuso un momento fundacional de mi vida. Fue por ella por la que empecé a escribir «en serio» (y a fracasar en serio también). Fue por las ganas de ella, por acceder a ella, que me abrí al mundo, aunque el mundo me cerró sus puertas. La perseguí como un loco hasta finales del año dos mil y, un buen día, me dijo que también me quería. Así, sin más. Luego me acostumbré a estar con ella y no me parecía posible otra cosa. Recuerdo que, como un demente, iba de la más absoluta confianza a pensar cosas como: un día se dará cuenta de que es mucho mejor que yo y la perderé. En realidad, lo que me preocupaba era no moverme lo suficientemente deprisa en la vida, quedarme atrás mientras ella tomaba el mundo que por derecho le pertenecía. Qué de noches sin dormir por la idea de no estar haciendo las cosas lo bastante bien (podemos comprobar ahora, diez años después, que no era una idea descabellada, no). El 29 de marzo de 2003 me dijo que ya no estaba enamorada de mí y se acabó lo nuestro. De pronto, sin previo aviso. Es fácil hablar del dolor diez años después, pero entonces me era insoportable el peso de los días. Lloré, me quedé en los huesos, envejecí prematuramente. Tenía entonces veinticuatro años y la sensación de que la vida, sin duda, había terminado (jocosamente decía que todo lo que escribiera a partir de ese momento sería mi obra póstuma). Mantuvimos una sombra de amistad después, una amistad coja y contrahecha en la que ella actuaba como si nunca hubiera existido nada más y yo me dedicaba a reprocharle esta amnesia. Sin embargo, después hubo escarceos, conatos, tonteos. Yo sospechaba, me parecía que jugaba conmigo cuando se aburría o cuando pensaba que la sustituía por otra en mi panteón particular. Y debajo de todo esto estaba siempre presente la herida infligida. Sin darme cuenta, me había convertido en un cartesiano: dudaba metódicamente siempre que estaba con una chica. He estado con mujeres preciosas y fascinantes y nunca me lo creía: siempre pensaba que algo iba mal, que estaban fingiendo o algo así, como si recibieran dinero por estar conmigo o hubiera algún plan secreto para hacerme daño. O bien estaban equivocadas, no se habían dado cuenta de que yo era yo, indigno de ser amado. No sé, una locura total siempre oculta en el inconsciente y jodiendo a la confianza. El autosabotaje sempiterno. Las secuelas por las que culpar a Alba, pero esto en realidad era una tontería: Alba tenía veintiún años cuando me dejó, ¿qué sabía ella de nada? Aunque esto no lo vi hasta pasados bastantes años, cuando ya me había obsesionado con otras. Con Babeth, con María, con Susana, con Sonia (que en unos pocos meses se convertirá en mi relación más larga, quizá sí haya un orden cósmico después de todo). Pero ya sólo queda el vértigo de los años pasados. Eh, diez años ya, parece mentira, éramos tan jóvenes, éramos completamente otros y, sin embargo, creo que sigo siendo el mismo; al fin y al cabo, apenas he aprendido nada de la vida.
Michael Jordan, curiosamente, se retiró de forma definitiva en abril de 2003.

jueves, 28 de marzo de 2013

El abandono del humorismo

Últimamente sólo escribo cosas serias para los concursos. Me disfrazo, vamos. Me peino, me pongo corbata, me calzo unos zapatos tan bruñidos que reflejan la luz de esperanza de mis ojos. No les defraudaré, les digo, soy de fiar. Miren qué relatos les traigo, todos rollizos y criados de forma natural. Y tengo más en casa, si es que no les sirven estos, aunque estos se los dejo a muy buen precio.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Las lecturas poéticas

Sentado en una esquina en un recital poético. Esto es el anonimato, pienso. Toda esta gente existe en su imaginario colectivo. Yo soy un forastero, siempre lo he sido.

martes, 26 de marzo de 2013

Los fracasos tardíos

El atardecer inundaba el local con su luz de herrumbre mientras el señor Matías, al fondo, entre el sombrero y los zapatos, tomaba café. Pensaba en las oportunidades perdidas, pero le costaba recapitular. Han sido tantas, suspiraba; pero al suspirar derramaba el café, así que depositó la taza en la mesa. De pronto entró una bella señorita por la puerta de la cafetería (pues por la ventana habría sido «alunizaje») y todos los atrofiados sentidos de Matías se despertaron, incluso su sexto sentido: la premonición. Me hará feliz, pensó con una sonrisa. Aunque esto se lo decía el séptimo sentido: el autoengaño.

lunes, 25 de marzo de 2013

De la literatura de espías

Cuando escribo para concursos me siento como un espía que manda informes a su agencia de inteligencia, pues el texto sólo lo leerá el jurado y, en principio, jamás llegará al público. A veces me entran ganas de poner en la portada de los relatos, en letras rojas: «for your eyes only». Pero luego decido que no, que no tengo por aquí mujeres peligrosas ni martini con vodka.

domingo, 24 de marzo de 2013

It came from outer space

—Padre, ¿qué opina la Iglesia sobre la lluvia de meteoritos?
—Es un problema científico, no religioso. Ya pasó la época en que podríamos decir algo como que son las lágrimas de Cristo.
—Yo lo veo más como un asunto sexual, por eso le pregunto, que la Iglesia está obsesionada con la sexualidad.
—¿Un asunto sexual? ¿La lluvia de meteoritos?
—Claro. Mírelo así: la tierra es un óvulo y los meteoritos son espermatozoides que quieren fecundarlo.
—¿Qué?
—¡Imagine que en los meteoritos vinieran alienígenas! ¿Qué dice la Iglesia acerca de esto? ¿Podríamos defendernos de los extraterrestres matándolos o sería un aborto?

sábado, 23 de marzo de 2013

Dios

Dios te quiere, hermana. Está enamorado de ti, se obsesiona contigo, te sigue siempre a todas partes. Necesita que pienses en él a todas horas, igual que él piensa en ti. No puedes mirar a otro dios por la calle o te castigará, pero lo hará porque te quiere, porque es justo, porque es bondadoso.

viernes, 22 de marzo de 2013

La locura

En las entrevistas nunca digo la verdad cuando me preguntan por las cosas que me inspiran, que me importan, que me hacen escribir. Lo cierto es que me interesa la locura, la locura y nada más. Bueno, y los culos de las chicas, claro.

jueves, 21 de marzo de 2013

Una historia de amor

—¡Hola, Clara! ¿Qué tal?
—Perdona, ¿nos conocemos?
—Claro que nos conocemos: ¡fuimos novios en la adolescencia!
—A ver, hazme una sinopsis de nuestra historia de amor.
—¿Qué?
—Un resumen, que tengo prisa. Venga, rápido. ¿Fuimos felices? Yo diría que no, pues no te recuerdo y la adolescencia es una etapa importante en la vida de toda mujer. Tampoco pareces mi tipo, pero quizá te hayas ajado con los años (yo, como puedes ver, me mantengo en excelente forma). ¿Hicimos algo significativo? ¿Hubo conflictos en nuestra historia? Yo, como ya te he dicho, no recuerdo nada; seguramente fue otra historia banal más.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Poco a poco

Hace dos años, una editorial me pidió cinco mil euros para publicarme. Ayer, otra editorial me pidió dos mil euros a cambio de lo mismo. Es una mejora.

martes, 19 de marzo de 2013

Órbita 76
























Ya es un hecho. Órbita 76, la obra con la que ganamos José Pablo y yo el Desencaja de cómic de 2012, está ya en librerías. Compradlo, que quizá no me publiquen nunca más.

lunes, 18 de marzo de 2013

Informe militar mensual

El balance de las operaciones militares, un mes después de iniciadas, es el siguiente:
—Se fijaron sesenta objetivos editoriales para ser tomados.
—Doce respondieron a los disparos y repelieron el ataque. El resto, dentro de sus confortables búnkeres, ni siquiera consideró necesaria una respuesta militar.
—El sentido común recomienda la retirada, pero el Alto Mando se muestra inflexible al respecto: «¡Ni un paso atrás!», reza la orden recibida hoy. «Los desertores serán fusilados». Estamos cavando trincheras, aunque el enemigo no da señales de moverse en esta dirección.

domingo, 17 de marzo de 2013

El novelista en el castillo

Bajo la sombra ominosa de las murallas, se arrastra una figura encorvada. Es un novelista prematuramente envejecido que pide audiencia. Va a reclamar justicia, dice el brillo orgulloso de sus ojos. Ya es hora de exigir lo que es suyo, ha llegado el momento de romper las cadenas. Sin embargo, cuando lo llevan ante el gran señor, lo único que sale de sus labios es esto:
—Señor editor, le traigo un pollo, mi único pollo, para darle las gracias por tantos años de justo gobierno. ¡Me ha concedido tantas oportunidades! Mi mujer pregunta todos los días por usted.

sábado, 16 de marzo de 2013

Microrrelato

Era una mujer tan pobre, que en el funeral de su marido se peinó el pelo por delante de la cara a modo de velo.

viernes, 15 de marzo de 2013

La lucha

Da un poco de pena cuando terminas un relato y lo envías a un certamen de literatura. Has cuidado de él, lo has entrenado con mimo para finalmente mandarlo a pelearse con otros relatos. Relatos despiadados con más experiencia. Y todo para nada, que la categoría de quince páginas de peso no tiene tanto interés. No es el campeonato de pesos pesados, que es donde está el dinero.

jueves, 14 de marzo de 2013

Volver a amar

En el tren, mira el reflejo de la ventana y durante un segundo piensa: qué mujer tan guapa es esa de allí. Luego se da cuenta de que está sentada junto a él, pues es su novia. «Te quiero», le dice sinceramente, enamorado de nuevo.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Una epifanía

—Padre, he visto a la Virgen.
—¿Cómo es eso?
—Yo estaba en mi cuarto, dormido, cuando de pronto todo se llenó de luz. Y ahí estaba ella.
—¿Qué te dijo?
—Me dijo que el mundo está lleno de pecado, padre.
—Claro, es así.
—Que tenemos que impedir que los maricas se casen o iremos al infierno.
—¡Eso es, eso es!
—Pues el verdadero matrimonio es entre un hombre y una mujer.
—¡Justo lo que digo siempre en misa!
—Luego me dijo que no hay nada más bello que la expresión del amor entre un hombre y una mujer.
—Exacto. Tenemos que llamar al obispado y contarles este milagro.
—Y entonces la Virgen empezó a quitarse la ropa.
—¿Qué?
—Se metió en la cama conmigo, me quitó los calzoncillos y...
—Espera, espera, es imposible que pasara todo eso.
—¡Tal y como se lo cuento, padre!
—Lo soñarías, hijo, lo soñarías.

martes, 12 de marzo de 2013

La influencia

Cuando me preguntan en las entrevistas por mis influencias literarias, siempre evito hablar de tu cuerpo.

lunes, 11 de marzo de 2013

Firmas

—Perdone, ¿puede firmarme su libro?
—Claro. ¿Qué le pongo?
—Ah, no, ya no quiero que me lo firme.
—¿Por qué no?
—Porque veo que no es usted un artista, sino que trabaja por encargo.

domingo, 10 de marzo de 2013

Estafando al mundo

—No te vas a creer lo que me acaba de pasar en la parada de autobús. Se me ha ocurrido una historia y tengo que contársela al mundo: es una necesidad vital.
—¿Pero la historia que se te ha ocurrido es real?
—No, es ficticia.
—Entonces eso sería como mentir.

sábado, 9 de marzo de 2013

Conticinio

A mí también me gustaría saber cómo funciona mi cabeza.

viernes, 8 de marzo de 2013

La ciudad

La ciudad siempre ha sido mía. Bueno, no, pero suena bien. Sería una excelente forma de comenzar una historia, aunque fuera una historia falsa como la mía. Porque ella no me quiso, así que tuve que inventarme nuestro amor, que jamás pisó estas calles, aunque a mí me gusta pensar que sí y que todavía se puede oír el eco de aquellos pasos imaginados cuando uno da un paseo al final de la tarde.

jueves, 7 de marzo de 2013

Las naranjas

Estaba yo esta mañana exprimiendo naranjas (con la idea de beberme luego el zumo resultante) y pensaba: eh, esto es una metáfora de tu vida. Pero mi vida no es tan dulce, me respondí enseguida. Mira, ahí has estado rápido de reflejos, concedí, la verdad es que lo que dan las naranjas de tu talento es más bien un icor. Sí, se me ha ido la vida en nada y no lo conseguiré. Esto es como la magdalena de Proust, pero viendo tu futuro en vez de tu pasado. Oye, pero Bolaño se tiró años antes que le hicieran caso. No vayas a comparar; además, eran otros tiempos: ahora hay internet, facebook, blogs. Sí, tienes razón. Pues claro que tengo razón; por cierto, cambia ya de naranja, que estás exprimiendo la cáscara.

miércoles, 6 de marzo de 2013

La marioneta

Conocí a mi marioneta en un mercadillo ambulante. Enseguida supe que no era una marioneta corriente, puesto que me miraba con un brillo notable de inteligencia en los ojos. El vendedor aseguró que eso era cosa del barniz, pero yo no me dejé engañar: era una marioneta sabia. La llevé a casa con el corazón en un puño, expresión que siempre me ha parecido desagradable, por lo que me di prisa en llegar. Senté a la marioneta en el sofá y le pregunté su nombre, pero no me dijo nada. Igual era una marioneta tímida, pensé. «La de cosas que habrás visto», le dije para empezar a hacernos amigos. «Yo también soy artista, ¿sabes? Y de los buenos, lo que pasa es que disimulo. Me pasa como a ti, que me puede la timidez». La marioneta no reaccionaba, algo estaba haciendo mal. ¿O acaso mentían todas esas historias de marionetas con vida? Porque lo cierto es que a mí me había parecido distinta y confiaba en mi criterio. Quizá era una marioneta autista, pensé, y decidí consultar cuanto antes a un médico.

martes, 5 de marzo de 2013

El blog fantasma

Si me muriera de pronto, sin avisar —como pasa a menudo con las muertes—, este blog se quedaría aquí, como un barco fantasma que recorrería eternamente la red. Sería un blog ya callado, lleno de historias muertas, sin ninguna catarsis. Quedaría inconcluso, no habría ninguna entrada final en la que me despidiera de mis lectores (los dos o tres) con una victoria redentora o la asunción por fin de la derrota. Quizá la última entrada hablara de alguna tontería (lo que es habitual aquí) y quedara una despedida propia de un gilipollas. O tal vez dijera algo como «hoy no me encuentro demasiado bien, pero tengo cosas importantes que decir; quizá mañana». Qué manera de mantener el suspense por siempre.

lunes, 4 de marzo de 2013

Más vida y miserias del ya no tan joven escritor tercermundista

Mi nuevo asalto al mundillo editorial empezó un lunes. Ya era hora, determinaron las fuerzas vivas de la nación, hace bastante tiempo de la última vez y quizá ahora caigan las defensas. En realidad, no se pareció a esto, sino a una horda bárbara que sin orden ni concierto se lanza contra un parapeto enemigo simplemente porque algo habrá que hacer antes de cenar. Le escribí a cincuenta y cinco editoriales, pero añadí otra unos días después para que no hubiera rima. Me respondieron once. Alguna se limitaba a reproducir el clásico mensaje de rechazo en el que me informaban de que tenían cerrado el catálogo para este año y el siguiente. Y los que vengan siempre que se trate de usted, les faltó añadir. Hubo una, sin embargo, que me envió una respuesta bastante extensa en la que se mostraban muy interesados en leer una novela mía. La novela, el Santo Grial, la piedra filosofal, la panacea. Valoré la posibilidad de improvisar una novela en una tarde, pero no parecía factible; ni siquiera tengo la barba de Dostoievski. Así que prometí intentarlo en el futuro, la vida es bastante larga. Casi tanto como una novela.

domingo, 3 de marzo de 2013

El final del amor

—Cuándo vas a escribir la novela —me pregunta mi mujer—. Antes siempre te las dabas de gran escritor, decías que serías el próximo Dostoievski y sin ser ruso, lo que tenía más mérito, pero no escribes una palabra desde hace meses.
—Es un proceso lento, hay que dejar madurar la idea.
—Creo que esa idea ya está podrida, ¿eh?
—No seas borde.
—A ver, cuéntame esa famosa idea.
—Pues... es una novela sobre parejas.
—Sobre las guarras de tus ex novias, seguro.
—No, no, sobre parejas anónimas. Una novela sobre el amor y su fin.
—¿El final del amor?
—El motivo, más bien.
—Vaya una mierda de novela, eso no le interesa a nadie. A estas alturas de la película. Tendrías que escribir, qué sé yo, sobre sexo, que está de moda. Sexo duro y violento. Con vampiros, a ser posible. Y zombis.

sábado, 2 de marzo de 2013

Pollos

—Ayer mi abuelo estuvo matando pollos. Me dan muchísima pena. ¿Sabes cómo los mata? Les abre el pico y les mete un cuchillo.
—Bueno, un pollo faquir se salvaría.

viernes, 1 de marzo de 2013

La actriz

Yo no soy feliz, dijo la actriz al recoger el premio. Y no lo soy porque soñaba con otra cosa. ¿Saben ustedes que tuve que acostarme con el productor para conseguir este papel? Luego, cuando estuvo terminada la película, tuve que acostarme también con el director, que amenazaba con eliminar mis escenas del montaje final. Así que hoy se premia mi talento, pero para que ustedes pudieran juzgar mi talento antes tuve que acostarme con un par de seres despreciables; a uno de los cuales, por cierto, también han nominado ustedes. En su momento, tomé esas decisiones porque pensé que valdría la pena la recompensa, pero ahora que tengo el premio en las manos... tengo muchas dudas. Me pongo paranoica, no sé si se premia mi talento o si se corrió la voz y me premian como broma o como consuelo. No sé si se ríen ustedes de mí o si se solidarizan o si, podría ser, se reconoce de verdad mi trabajo como actriz. Es tan difícil saberlo.