jueves, 31 de enero de 2013

Hieratismo

Encuentra una foto de los dos juntos y piensa que se encuentra ante un descubrimiento arqueológico. He aquí una representación de una pareja de dioses del Mundo Antiguo, murmura. Osiris e Isis, por ejemplo. Al fin y al cabo, de alguna manera, él también estaba muerto y embalsamado.

miércoles, 30 de enero de 2013

La ataraxia

—Vente conmigo, guapo —dice la prostituta.
—No puedo, señorita: yo practico la ataraxia —responde el hombre.
—Muy mal, el paroxismo es mucho más interesante.
—No se lo niego, pero también es más caro. La ataraxia, en cambio, está al alcance de mi bolsillo.
—Es una vida triste la tuya, entonces.
—Puede ser, pero lo bueno de ello es que no me entero. Vivo en la ignorancia que me proporciona la supresión de los apetitos.
—Yo soy técnica superior en prostitución y te puedo decir que la ignorancia no es buena. Hay que formarse, tener cultura. Cultura sexual, que es una parte importante del saber.
—Sí, pero me es imposible, insisto. Sobre todo ahora, con tantos recortes en cultura y educación.

martes, 29 de enero de 2013

Continuará

Las chicas que amaste van envejeciendo. También tú, pero lo notas menos (no te miras tanto como a ellas).

lunes, 28 de enero de 2013

El hombre que creía ser Paul Auster (4)

No creo que vuelva Siri y, de todos modos, si lo hace ya no será la misma. No se vuelve del mal siendo la persona de antes. Así que hace unos días me registré en una página web de contactos. Al rato, me escribió una chica de veinte años. Decía: «Hola, Paul. Me encanta leer, hace años que lo hago. Me gustan sobre todo las historias románticas que acaban bien. También los vampiros. ¿Tú escribes de vampiros? No he leído nada tuyo, pero he buscado fotos tuyas en Google. Tienes aspecto de extranjero. O de judío. ¿Eres judío? Me parece muy mal lo de Israel. ¿Comes jamón? Podríamos tomar y quedar algo. Algo kosher, si quieres. Te mando una foto mía. Besos». Miré la foto: era una chica muy atractiva. Le contesté que podíamos quedar el viernes en un restaurante hindú que conozco. Me sentí luego un poco Humbert Humbert, pero me convencí enseguida de que hacía esto para documentarme para mi próxima novela.

domingo, 27 de enero de 2013

Intenciones

—Yo creo que no voy a poder llegar a la edad de Christina Rosenvinge con su tipo.
—No importa, yo no quiero eso.
—¿No?
—No. Quiero que llegues con el de Monica Bellucci.

sábado, 26 de enero de 2013

Al otro lado de la calle

Al otro lado de la calle, ve a su amigo Pedro. Antes de que pueda saludarle, advierte que está fumando. Qué raro, piensa, si Pedro no fuma. Se le ocurre de pronto que su amigo lleva una vida secreta, una en la que, entre otras cosas, fuma como un carretero. De pronto, ve que Pedro saluda a una mujer. Se besan. En la boca. Esto no puede ser, le está siendo infiel a Marisa, piensa. Una cosa es llevar una vida secreta como fumador y otra es acostarse con otras mujeres de forma clandestina. Así que telefonea de inmediato a Marisa, que es también su amiga, y le dice: ahora mismo tu marido está con una fulana. Ella le responde: ¿Cómo que con una fulana? Si está aquí conmigo, sentado en el sofá; ¿es que me estás llamando puta? Él duda, pero finalmente contesta: no, ese tipo con el que estás tiene que ser un doble, que yo lo estoy viendo ahora mismo, al otro lado de la calle.

viernes, 25 de enero de 2013

Nueve años de blog

Empecé este blog con veinticinco años. Ahora tengo treinta y cuatro y las mismas obsesiones. No he avanzado mucho, sólo he logrado pequeñas victorias, del todo insuficientes. En este tiempo, gané cinco premios y tres menciones especiales. Me autoedité dos libros. Me rechazaron innumerables editoriales (una vez, un editor quiso cobrarme cinco mil euros a cambio de publicarme). Vi en concierto a Leonard Cohen en tres ocasiones. Amé a algunas chicas que me amaron a veces. Conocí a Sonia, que sigue conmigo y ya son casi dos años. Me equivoqué mucho, aunque alguna vez acerté. Sufrí demasiado, pero traté de reírme de ello. No soy el mismo que en 2004 y sin embargo no me siento diferente. Ha pasado todo tan rápido y me ha parecido tan poco. Y el año que viene será ya un decenio.

jueves, 24 de enero de 2013

La fe verdadera

—Perdóneme, padre, porque he pecado.
—Dime, hijo mío.
—He adorado a otras divinidades.
—Muy mal. Sólo Dios es verdadero.
—¿Pero usted ha visto a las mujeres, padre?
—¿Qué?
—Son criaturas mágicas, se lo digo yo. Me he postrado ante ellas en muchas ocasiones. A veces, cuando tenía suerte, se arrodillaban ellas.
—Las mujeres son el mal, son el pecado con piernas.
—Y qué piernas, padre. No hay piernas así entre los hombres. Serán falsas profetas y todo lo que usted quiera, pero hay que seguirlas.

miércoles, 23 de enero de 2013

De los premios y sus consecuencias

Después de ganar tres premios el año pasado, ahora me presento a los concursos de otra manera, convencido de que hay posibilidades. Esto es un arma de doble filo, pues perfectamente puedo no ganar nada este año y sentirme traicionado, pensar que todo forma parte de una conspiración contra mí, subirme a un campanario con un fusil de francotirador, etcétera, etcétera.

martes, 22 de enero de 2013

El secreto

Desde hace meses, vivo un apasionado romance con mi vecina. Es una relación clandestina de un secretismo admirable; dudo mucho que mi mujer sospeche algo. Tampoco sospecha la vecina, que no sabe que mantengo un tórrido affaire con ella en mi imaginación, aunque creo que a veces se lo huele por mi forma de mirarla cuando nos encontramos en el ascensor, momento en el que somos realmente cómplices.

lunes, 21 de enero de 2013

El hombre que creía ser Paul Auster (3)

Hoy he dado una rueda de prensa para hablar de mi nueva novela. Le expliqué a mi agente que ni siquiera la he empezado, pero él insistió: piensa que es el tráiler de una película, me dijo. Y ahí me he visto frente a los periodistas, que me preguntaban por un argumento que no tengo. Para despistar, les hablé de la creación literaria. Les conté mi rutina de merodear cerca del ordenador hasta que la idea se confiara y pudiera saltar sobre ella. Luego dije que la novela es un contrato fijo y que los relatos son pequeñas chapuzas esporádicas; la madurez consiste en abandonar los trabajos eventuales. Sin embargo, me siguieron preguntando por el argumento de la novela. Confesé entonces que no era tanto una novela, sino una intención. Una intención de novela. Como parecían prestos a redactar artículos en mi contra, improvisé un argumento. Va de una mujer que abandona a su marido para hacer el mal por el mundo, dije. Una periodista quiso saber entonces si era un alegato machista, si una mujer sólo puede ser buena al lado de un hombre o qué. Yo pensé que esto en el fondo era buena publicidad, así que me encogí de hombros.

domingo, 20 de enero de 2013

Segundas partes

Verá, yo creo que lo mejor es ir sobre seguro y repetir fórmulas de éxito. Así, he escrito «Crimen y castigo II: La venganza». La historia empieza cuando Raskolnikov sale de la cárcel y se muda con Sonia a las afueras de San Petersburgo. Raskolnikov sigue en una etapa mística en la que cree ver a Dios en diversos objetos cotidianos. Sonia, por su parte, tiene que traer dinero a casa, así que vuelve a la calle, pues no tiene ninguna otra preparación. El santurrón y la prostituta llevan una vida sencilla que se ve interrumpida por una serie de asesinatos. Es un sobrino lejano de la usurera que Raskolnikov asesinó en la primera novela; el chico busca venganza, por lo que va matando a los místicos, visionarios y profetas de la región, estrechando el cerco en torno a nuestro protagonista, que duda entre escapar, aceptar su suerte o volver a sus viejos hábitos criminales y matar antes de ser matado. Entretanto, Sonia contrae la sífilis, lo que es un elemento dramático y doméstico de lo más interesante.
Por otra parte, tengo terminada «Moby Dick II: La venganza». Está pensada para que pueda ser adaptada al cine por Disney, ya que está contada desde el punto de vista de la ballena, descendiente de la Moby Dick original. Moby Dick II recorre los mares en busca de los descendientes de Ahab. Ahab V es un tiburón de las finanzas (en una metáfora un tanto barata) que se pasea en su yate acompañado por dos modelos de lencería que acabarán en las fauces de la ballena, lo que le servirá de reflexión a Ahab: lo que importa en la vida es llevar una vida sencilla lejos de ballenas asesinas. Un descendiente de Ismael trabaja ahora en Greenpeace e intentará mediar entre ballena y humano, con sorprendentes consecuencias.
También estoy trabajando en «La Biblia II: La venganza», pero está en su fase inicial.

sábado, 19 de enero de 2013

Los cultos mistéricos

A veces, en las librerías, me arriesgo y echo un vistazo en la zona de novedades de narrativa española. Esto, claro, es una invitación a la depresión, pues veo a las jóvenes promesas de la literatura publicadas y me entra envidia. Qué bonito tiene que ser ver tu libro en la estantería de una librería, pienso. Y a veintidós euros, que no sé quién me iba a comprar a ese precio (yo no me compraría). Hay que tener lectores fieles ya antes de publicar, se me ocurre. Quizá funciona así la cosa, quizá haya que presentarse en una editorial con una cartera de clientes seguros que comprarán tu libro, para que la empresa no corra riesgos. Cómo saberlo.

viernes, 18 de enero de 2013

Los principios

Ella descubre la infidelidad de su marido y se siente ultrajada. El matrimonio tiene sus reglas y él las ha roto.
—¡Te has tirado a otra! ¡Has follado fuera del matrimonio! —le espeta.
—Es que si me hubiera follado a otra dentro del matrimonio, sería bigamia —responde él con calma.
—¿Qué?
—Y yo haré cosas inmorales, pero no ilegales. Uno tiene sus principios.

jueves, 17 de enero de 2013

El hombre que creía ser Leonard Cohen

Ahora que las chicas se han marchado. Ahora que Montreal es de otros (y también Hidra). Nadie sabe que Leonard Cohen también tiene que lavar los calzoncillos. A mano. Es otro tipo de disciplina. Envejecer es esto: una tarde de enero ante la pila y una ventana que da a la ciudad de Montreal, que se oscurece.

miércoles, 16 de enero de 2013

El cómic

Ser guionista de cómic es un poco raro. Es como denunciar un crimen: tú describes lo sucedido (en tu imaginación) y el dibujante hace una reconstrucción de los hechos. A veces te presenta un retrato robot y te pregunta si se parece al sospechoso, al sospechoso que protagoniza la historia. Sí, se da un aire, contestas tú, pero tenía más expresión de sorpresa. ¿Y qué hizo después de esta escena?, te pregunta. Pues no sé, no lo he pensado. Pues a ver si se te ocurre algo, que faltan páginas y se aproxima la fecha de entrega, te dice él.

martes, 15 de enero de 2013

El hombre que creía ser Paul Auster (2)

Me llama por teléfono un periodista de una importante revista griega y me pregunta por las políticas de austeridad que se están aplicando en Europa. Yo me río y contesto que me parece bien, que seguro que «austeridad» viene de Auster. Él entonces quiere saber si me parece gracioso el drama de miles de personas que no tienen nada y si me gustaría que mis libros se quemaran en Atenas. Yo me disculpo, explico que sólo quería hacer un chiste con mi apellido y apelo a Sócrates, a la biblioteca de Alejandría, a la resistencia contra los nazis (nazis que, no lo olvidemos, eran alemanes). Sería un mal precedente ponernos también nosotros a quemar libros, ¿no? El periodista no parece muy convencido, así que me pongo a hablar de Siri. ¿Sabe usted que me he separado de mi mujer? Bueno, ha sido cosa de ella, que ha abandonado el hogar. Quizá la crisis sea culpa de Siri, que me dijo que iba a hacer el mal por el mundo, murmuro, pero hace tiempo que el periodista ha colgado.

lunes, 14 de enero de 2013

Dos señores

—Esto de hacerse viejo es una mierda.
—Y pasa todo el rato, además.
—¿Y si nos vamos de putas?
—¿Eso nos hará más jóvenes?
—Si la puta es buena, sí.
—No sé si tengo presupuesto para eso.
—Mira, puedes rascarte un poco más el bolsillo hoy, que es para una buena causa: la eterna juventud.
—Que no, que no funcionaría. Vería mi cuerpo ajado junto a su lozanía y me deprimiría aún más.
—Podemos buscar una prostituta ajada, entonces. Por contraste, te sentirías más joven.
—Ya, pero no veo la lógica en pagarle a una señorita que no me gusta.
—Bah. Sólo piensas en el sexo.

domingo, 13 de enero de 2013

Mudarse a Berlín

Ahora todo el mundo se marcha a Berlín, pero no sólo por la crisis, sino porque es un sitio guay. Nick Cave fue a Berlín. David Bowie fue a Berlín. El Ejército Rojo fue a Berlín. Todos los modernos te dicen que hagas la maleta y te vayas a vivir a la capital alemana. Pero no tengo dinero, contesto yo. Da igual, los mendigos españoles dan todavía más interés a la ciudad; además, es mejor ser mendigo en Spandau que en cualquier barrio español. Es verdad, lo importante es molar en cualquier situación. Pero quizá sea más sencillo que Berlín se mude conmigo, pienso. Así que decoro mi casa con motivos germánicos, como le gustaría a Wagner (al que escucho constantemente ahora que vivo en Berlín), me dejo el bigote al estilo del Káiser y tomo cerveza y bratwurst todo el rato. Ich bin ein Berliner. Mis vecinos se empeñan en hablarme en español, pero tiene sentido, pues Berlín se está llenando de españoles.

sábado, 12 de enero de 2013

El hombre que creía ser Tom Waits

Tambaleándose por el alcohol, entra en el enésimo bar y con voz de lija pide una copa. La camarera se la da con gesto de disgusto y él le pregunta: ¿sabes quién soy? Sí, un borracho, responde ella. Vale, sí, pero no uno cualquiera, contesta él con una sonrisa desdentada.

viernes, 11 de enero de 2013

Hechuras de poeta

—Tiene usted hechuras de poeta —le dice el sastre.
—¿Qué?
—Se lo digo yo, que entiendo de estas cosas. ¿No nota que le aprieta la sisa?
—Sí, siempre.
—Eso es la poesía, que intenta salir.
—¿Por el sobaco?
—Claro, cerca del corazón.

jueves, 10 de enero de 2013

Delirio de un sueño febril

Sueño que se me hincha el pene hasta alcanzar las dimensiones de un dirigible y salgo volando por la ventana montado en él, como si fuera la escoba de una bruja o, más bien, un cohete Saturno. Asciendo al edificio más alto de la ciudad y, como un sátrapa sexual, me corro, eyaculo sin fin sobre la ciudad sin nombre y mi semen cae como maná del cielo y las quinceañeras, con sus cortas faldas a cuadros, se agachan en los parques, hacen bolas de nieve y se las lanzan a la cara unas a otras.

miércoles, 9 de enero de 2013

Números de teléfono

A veces, cuando la echo de menos, llamo a Cristina, mi ex novia. Pero Cristina cambió de número de móvil hace tiempo y siempre me contesta un hombre. Entonces yo le pregunto qué ha hecho con Cristina, si la ha secuestrado o, peor, asesinado. El hombre siempre se enfada y amenaza con denunciarme a la policía, pero cambio de número con frecuencia para que eso no suceda.

martes, 8 de enero de 2013

El hombre que creía ser Paul Auster

Siri, el nombre de mi mujer, es un anagrama de Iris, lo que tiene gracia, pues Anagrama ha sido mi editorial en España durante muchos años. Le comenté esto de su nombre y añadí que quizá era Iris Murdoch de incógnito y que se conservaba admirablemente bien. Ella me lanzó una mirada torva y deduje que no le hacía gracia que la comparara con escritoras muertas. Bueno, sería más adecuado que te llamaras Sisi, como la emperatriz, dije, que es un anagrama de la diosa Isis, la madre del mundo. Esperaba que el piropo enmendase la situación, pero se puso hecha una furia. Me preguntó que cómo sabía yo eso, cómo sabía que ella era el Anticristo en versión egipcia, la AntiIsis. Yo no supe qué responder a esto y miré por la ventana, a ver si una elipsis nos sacaba del embrollo, pero de pronto todo se ennegreció y, cuando recobré el conocimiento, Siri se había marchado. Había dejado una nota, sin embargo, que decía: «Me voy a hacer el mal por el mundo». Yo me senté frente al ordenador e hice como que empezaba una nueva novela.

lunes, 7 de enero de 2013

La fiebre

La fiebre es un ascensor que sube y baja por los pisos de mi vida. Me quedo en el piso cuarenta, que es donde están mis mejores amigos, los viejos delirios (de grandeza). Es donde está toda la animación, todo lo que iba a hacer pero que no pude por cuestiones que he olvidado. Aparece de pronto un botones y me dice que no puedo quedarme eternamente aquí, que esto es sólo un hotel y tengo que volver a casa. Pero yo no quiero bajar, quiero seguir subiendo, seguro que la azotea tiene unas vistas preciosas.

domingo, 6 de enero de 2013

La biografía

Sonia me regaló esta navidad Soy tu hombre. La vida de Leonard Cohen. Me lo leí en un par de días (estar obsesionado con Cohen funciona así) y enseguida me puse a pensar en mí, como buen narcisista. Me pregunté qué diría un biógrafo si algún día yo fuera alguien. Tendría que rellenar los muchos espacios vacíos con cosas de su invención, pues los capítulos serían muy aburridos: «con treinta y cuatro años todavía no le había publicado nadie y languidecía en la mayor de las mediocridades a la espera de la oportunidad soñada, que le llegó muchos años después, en el asilo, con un público fiel de ancianos que a causa del Alzheimer le tomó por Paul Auster. Él no les sacó de su error, pero no por malicia, sino porque también creía ser Auster».

sábado, 5 de enero de 2013

El examen

—Señora, le repito que esto es irregular.
—No creo que el reglamento especifique que el alumno ha de estar vivo para examinarse.
—Puede que no, pero sí dice que tiene que estar presente.
—Y lo va a estar, que para algo traigo la ouija.
—No sé, señora, todo esto es muy raro.
—Sea comprensivo: el sueño de mi hijo era ser abogado y sólo le falta esta asignatura para licenciarse. Y piense en lo bien que le vendrá a usted tener un amigo abogado en el mundo de los muertos. Tiene cara de haber pecado mucho.

viernes, 4 de enero de 2013

El biógrafo

Era un biógrafo muy meticuloso: siempre asesinaba al biografiado para que no quedara nada por contar.

jueves, 3 de enero de 2013

La regla

—Jo, me va venir la regla.
—Ajá.
—¿Cómo qué «ajá»?
—¿Qué pasa?
—Podrías mostrar más interés, ¿no?
—No sé, tampoco es que sea una sorpresa: te viene todos los meses, ya tendrías que estar acostumbrada.

miércoles, 2 de enero de 2013

La polla

Tras ducharse, se mira en el espejo mientras se seca con la toalla y piensa: tengo una polla preciosa. Pero enseguida se da cuenta de que hace trampa, pues a él, como a todo buen heterosexual, le desagradan las pollas. Decir que la suya es preciosa cuando el resto le parecen asquerosas es muy fácil. Un homosexual sería más objetivo comparando su propia polla con el resto, piensa. Pero también podría darse el caso de que el homosexual perdiera: que encontrara alguna polla más bonita que la propia. Eso sería un revés intolerable para el ego. ¿Cómo va a haber pollas mejores que la de uno mismo? No, mi polla es el único Dios y yo su profeta, murmura, aunque la verdad es que pocas veces uno encuentra el momento adecuado de la conversación para ponerse a hablar de su polla.

martes, 1 de enero de 2013

El año trece

—¿Y qué propósitos tienes para este año?
—Todos, claro.
—¿También morirte?
—Bueno, si surge...