martes, 31 de julio de 2012

Medidas ante la crisis

Todos los españoles tendrán que saltar en paracaídas la semana que viene. Esta medida se toma con el propósito oficial de que aprendan a valorar la vida y protesten menos, pero se rumorea que hay intenciones ocultas: se comenta que no existe número suficiente de paracaídas para todos los españoles, por lo que quizá se trate en realidad de reflotar el maltrecho sector de fabricación de paracaídas obligando a todos los ciudadanos a comprar uno o bien reducir el número de parados haciendo saltar a la gente sin él.

domingo, 29 de julio de 2012

La victoria

Avancemos hasta la victoria, decía la propaganda, pero los soldados no lo tenían claro. La victoria no estaba marcada en los mapas, aunque los generales aseguraban que sí, que estaba más allá de las líneas enemigas. El enemigo es peligroso y extranjero, aducían los soldados. Además, el campo de batalla estaba sembrado de minas y seguro que brotaban árboles que darían granadas de mano como frutos. No se daban las condiciones ideales de seguridad para aventurarse a lo desconocido.

viernes, 27 de julio de 2012

La decadencia de Occidente

Marcos, joven escritor, lleva todas las semanas un texto a la oficina de Correos. «Buenos días, quiero mandar esto a un concurso de literatura», dice. Virtudes, la amable funcionaria, sonríe en silencio. Lleva meses enamorada del talentoso autor. Bueno, lo de talentoso lo ha decidido ella: ese aire trágico y despistado, esa ingente producción literaria... Como un héroe romántico, piensa. Por desgracia, la verborrea escrita que se le presume (con esa cantidad de paquetes que manda) no se traslada al mundo de la oralidad, pues jamás le dice nada. Ella se maquilla y se perfuma para él, pero Marcos no le dice nada de verse después. Sus breves encuentros ya no son suficientes para ella, que quiere conocerle fuera de la oficina de Correos. «Mi contrato acaba en unos días», le dice una mañana a Marcos con la esperanza de que actúe por fin ante la amenaza cierta de dejar de verse. «Ya, con la crisis...», contesta él. Ella suspira, frustrada, pero no puede echarle nada en cara, ya que su despiste fue lo primero que le gustó de él.

miércoles, 25 de julio de 2012

Las guerras coloniales

Altavoz recibió un permiso de un mes, puesto que el país no estaba en guerra con nadie y no había presupuesto para pagar a soldados desocupados. Vaya a ver a su familia, le dijo el sargento. Pero Altavoz no tenía parientes cercanos y no sabía cómo aprovechar tanto tiempo libre. La vida en el cuartel era más sencilla. Y más aún en las trincheras, pegando tiros al enemigo. Pero no había nada que hacer, así que decidió visitar a su amigo Clochard, que no estaba en ese momento en casa, pues había salido a ver los aeroplanos de Brescia, que estaban de gira y habían llegado a la ciudad.
Los aeroplanos volaban sobre las cabezas de los ciudadanos que, apiñados en el campo, saludaban tal desafío a la ley de la gravedad agitando sus sombreros en movimientos espasmódicos. Entre esta multitud enloquecida estaba Clochard, que observaba el movimiento de los aviones con rostro preocupado, pues había comprado acciones de la compañía Zeppelin. Al ver a Altavoz, sonrió como era costumbre entre los amigos de aquella época. Altavoz le contó enseguida que estaba de permiso y le propuso ir de vacaciones a algún enclave turístico. Clochard se encogió de hombros, que era algo que hacía con suma elegancia. Vamos a los mares del sur, por ejemplo, dijo Altavoz. Pero era muy caro, así que fueron a la playa, que se parecía (si uno ponía de su parte; sobre todo, alcohol).
Había mujeres, lo que siempre era interesante. Podría casarme con todas, decía Altavoz. Clochard no decía nada, pues su tartamudez seguía siendo un grave problema a la hora de comunicar ideas, pero también pensaba en acercarse a las damas y cortejarlas. Se lo impedía su ya dicha condición de tartamudo y también una sempiterna timidez. Ay, cómo hablar a una mujer si el miedo nos invade y además no disponemos de una lengua tan ágil como nuestro pensamiento, se lamentaba. Altavoz, entre tanto, ya había seducido a unas cuantas señoritas, provocando algunos líos que pronto aparecerían en canciones francesas.
Pasaron unos días de asueto así, dedicados al dolce far niente, pero el dinero se acababa. Podríamos trabajar, pensó Altavoz, pero éste era un pensamiento adventicio. Los héroes no trabajan, salvo por alguna buena razón como rescatar a una atribulada damisela, aunque en pocas ocasiones se presenta la ocasión de rescatar a alguien mediante el trabajo. Clochard, por el contrario, era ayudante de héroe, por lo que bien podía trabajar. Sin embargo, su tartamudez lo invalidaba para desempeñar función alguna en el boyante sector de servicios propio de la región costera en la que estaban de vacaciones. Qué calamidad, se decían en sus corazones. Yo podría contar mis hazañas y cobrar por ellas, exclamó Altavoz dando un fuerte golpe en la mesa con el puño, gesto que siempre impresiona bastante, sobre todo si el otro ocupante de la mesa no se lo espera y derrama su bebida. Pero no, ser trovador de uno mismo es indigno, lo ideal es que sean otros quienes canten tus historias. El futuro se presentaba sombrío y decidieron dar una última vuelta por la playa; mañana tendremos que volver a casa, se dijeron. En este paseo advirtieron que los bañistas estaban muy morenos: parecían indígenas de los mares del sur, observó Altavoz. Esto los legitimaba para declararles la guerra en nombre de la civilización occidental y cobrarles tributos para su gobierno. Enseguida desempolvaron los fusiles (un soldado nunca viaja sin su fusil) y empezaron a disparar a diestro y siniestro.

lunes, 23 de julio de 2012

Razón de Estado

POLÍTICO1: Siguen los recortes y la situación del país no mejora nada. Es más, todo va a peor.
POLÍTICO2: Usted no es el más indicado para hablar, que su partido gobernaba antes y si sufrimos esta crisis es por la herencia recibida.
POLÍTICO1: Pues dos comunidades gobernadas por su partido desde hace veinte años han pedido el rescate, ¿cómo va a ser eso culpa de la herencia recibida?
POLÍTICO2: Pues... la culpa sigue siendo del anterior gobierno, que no nos metió en vereda.
CIUDADANO: Oigan, si la han cagado ustedes, ¿por qué tengo que pagarlo yo?
POLÍTICO1 y POLÍTICO2: Eh, qué poco espíritu de sacrificio. ¡Insolidario!

sábado, 21 de julio de 2012

La televisión soñada

Finalmente, el trabajo de los científicos dio sus frutos y lograron el objetivo perseguido durante años: emitir imagen y sonido a través de ondas theta y delta de tal forma que podían contraprogramar los sueños de la gente. Enseguida firmaron acuerdos con varias compañías radiotelevisivas por miles de millones, pero las asociaciones de consumidores llevaron el asunto a los tribunales. No queremos televisión las veinticuatro horas del día, protestaron. No queremos que nuestros sueños estén patrocinados por una empresa de bebidas refrescantes. Todavía más importante: no queremos que nuestros sueños sean interrumpidos para emitir publicidad. Los argumentos parecían sólidos, pero el juez se inclinó por la defensa de los intereses televisivos: cómo no va a ser legal que las grandes corporaciones emitan ondas theta y delta, los soñadores no pueden tener el monopolio; piensen en todos los puestos de trabajo, en el libre mercado.

miércoles, 18 de julio de 2012

La sospecha

Hugo Dannenberg, profesor de retrocausalidad en la universidad y famoso escritor de ciencia ficción, ha sido detenido hoy, acusado por uno de sus alumnos de asesinato. El alumno ha declarado que el profesor asesinó a su hermano recién nacido para apoderarse de las obras de éxito que el niño escribiría ya de adulto en el futuro paralelo del que procede Dannenberg. «No fue muerte súbita del lactante», ha afirmado, «sino un robo literario nacido de una dimensión en la que imperaba la envidia de un autor frustrado».

lunes, 16 de julio de 2012

Historias de gente corriente: Virtudes

Una noche, mi bebé fue abducido por extraterrestres. Empecé a sospechar al ver que no se despertaba en toda la noche, a pesar de tener un sueño tan ligero. Seguramente estuvo durante todas esas horas en un ovni, molestando a seres de otra planeta, pero me dio miedo ir a la cuna a comprobarlo. A la mañana siguiente quedaron confirmadas mis sospechas: la prueba definitiva era que no tenía hambre, se negaba a tomar el biberón. Claro, lo habían alimentado con leche interestelar y con eso no hay madre que compita.

viernes, 13 de julio de 2012

Historias de gente corriente: Diego

Le presento a mi gato, el señor Bigotitos. No, no me mire como si estuviera loco: el gato es mi padre. Que no me mire como si estuviera loco, repito. Es mi padre reencarnado, no es que sea hijo de un gato. Sé lo que está pensando, pues yo tampoco creía antes en el samsara. Todo empezó cuando mi padre, en su lecho de muerte, dijo: «Volveré». Yo pensé que lo decía porque siempre le había gustado Terminator, pero no: era una promesa. Esto lo descubrí cuando me encontré al señor Bigotitos revolviendo en la basura. Es mi padre, me dije, que en sus últimos años padeció el síndrome de Diógenes. Esto se confirmó cuando me miró con sus grandes ojos gatunos: era una mirada de reprobación, la típica de mi padre, que siempre me juzgó con severidad; nunca conseguí que estuviera orgulloso de mí, pero lo intento con más ahínco en esta segunda oportunidad.

miércoles, 11 de julio de 2012

Una órbita lunar

—Siempre estás en la luna —le dice ella.
—Pero eso es porque soy de allí —contesta él—. Tú y yo somos selenitas, amor, los últimos de nuestra especie.
—Tengo que admitir que te pones muy guapo cuando dices incoherencias.
—Míralos —dice señalando la ventana—, los terrícolas no saben nada de nosotros. Van por la calle ajenos a nuestra existencia. No saben que tú y yo. No saben que tú y yo. No saben que tú y yo.
—Estás muy loco, pero dices cosas bonitas.
—Apaga la luz. Cerremos las ventanas y metámonos en la cama; la habitación despegará enseguida y vamos a desplazarnos a un kilómetro por segundo, como la luna.

domingo, 8 de julio de 2012

El casino

Yo estudié ludopatía hispánica en la universidad, le digo al croupier, pero no se ríe. Supongo que está entrenado para ignorar los comentarios de los clientes, pues no hay que confraternizar con el enemigo, salvo si sirve para desplumarlo. Pero no importa, yo no vengo al casino a entretener a los crupieres o al resto de jugadores, sino para jugar. Y para eso tengo un sistema. Puede que no funcione casi nunca, pero es mi sistema. Mío. Quizá lo único que tengo. Porque el dinero me dura poco en los bolsillos, pero el sistema es para siempre. Lo importante es llevar una vida ordenada, decía mi madre. Y participar.

jueves, 5 de julio de 2012

Historias de gente corriente: Sergio

Una vez tuve una cita con una chica que había conocido en una página web de contactos. En su perfil había una foto de una chica atractiva, pero cuando se presentó en el bar resultó que estaba muy gorda. Consideré de mal gusto decir: «oye, estás gorda», así que callé y pedí una cerveza. Ella pidió una Coca Cola light, lo que me pareció raro, puesto que estaba claro que esa batalla ya la tenía perdida. Ninguno quería aludir al elefante en la habitación, como dicen los anglosajones (una expresión muy poco afortunada en este caso, por otra parte), así que hablamos de cosas banales durante un rato que se me hizo eterno, aunque intentaba disimular las miradas que lanzaba de tanto en tanto al reloj. «Di lo que piensas», me espetó de pronto, «que se te nota en la cara». «Entonces no hace falta que lo diga, ¿no?», contesté yo. «Sería un acto de sinceridad por tu parte», respondió ella. «Eh, no me hables de sinceridad, que no soy yo quien engaña con su foto de perfil». «¿Cómo que engaño?», se ofendió ella. «¿Acaso no soy esa chica?». «Ah, ¿lo eres?», pregunté yo con sorna. «Por supuesto que lo soy, pero hace cinco años. ¿Es que acaso no soy la misma persona? ¿He de quemar todas las fotos que no sean rigurosamente actuales? ¿Y si me tiño el pelo de otro color, también tengo que deshacerme de las fotos antiguas? ¿He de hacerme una foto diaria? ¿Una cada cinco minutos? Un ser humano es un continuo, una sucesión de momentos y cada uno de ellos es representativo; yo he elegido un momento que me hace feliz y en el que soy tan yo como ahora mismo, igual que seguiré siendo yo cuando salga de este bar», terminó. Yo no supe qué decir a todo esto, pero tenía claro que no me había apuntado a la página de contactos para tener discusiones metafísicas, así que pedí la cuenta al camarero, pagué y salí de allí enseguida.

miércoles, 4 de julio de 2012

Historias de gente corriente: Marta

Yo a los amigos de mi novio los aguantaba sólo un rato. Venían a casa y hablaban de temas que no me interesaban nada. Que si el futbolista tal, que si el músico no sé qué. Yo entonces me despedía con una excusa y me iba a dormir. Una noche en la que estaba leyendo en la cama, me di cuenta de pronto de que había mucho silencio en casa. ¿Les habrá pasado algo?, pensé. ¿Estarán viendo porno en el salón clandestinamente? ¿Los hombres adultos hacen esas cosas? Con cuidado, sin hacer ruido, salí al pasillo y oí sus voces. Susurraban. Me dio un poco de miedo porque pensé que nada bueno podía salir de eso. Susurros en la oscuridad. Se susurra en la oscuridad para rezar (por miedo) o conspirar. O para hacer el amor, pero descarté que estuvieran montando una orgía homosexual. Me acerqué un poco más, para entender lo que decían. Hablaba mi novio. Decía que todavía no había sido capaz de olvidar a Paula. Quién es Paula, me pregunté yo. ¿Cómo es que nunca me ha hablado de ella? Mi novio confesó a sus amigos que la seguía amando, que la amaba con hambre, ansia y desesperación y que trataba de mantenerse lejos de ella como un ex drogadicto intenta evitar su adicción. La mentira apenas me molestó, me di cuenta enseguida. Era el agravio comparativo lo que me importaba. Yo quiero provocar hambre, ansia, desesperación. Que me evite porque no puede soportar el deseo. Que sólo pueda hablar de mí en susurros, para que no le escuchen los oídos equivocados.

martes, 3 de julio de 2012

El caso del señor Verdemar

El señor Verdemar se cree Jesucristo desde que fue hipnotizado en un espectáculo de magia por un principiante que no pudo sacarle del trance. Al principio, amigos y familiares supieron verle el lado cómico a esto, aunque encontraban irritantes los sermones constantes con que los obsequiaba, así como su empeño en rodearse de devotos seguidores. Últimamente, el señor Verdemar no para de hacer milagros tales como resucitar a los muertos y multiplicar panes y peces, lo que está llevando a la ruina a funerarias y supermercados.

lunes, 2 de julio de 2012

La luna llena

Ya está ahí otra vez la luna llena, siempre fiel a su cita conmigo. Siento que es un foco de la policía espacial que me dirigen a la cara para que confiese algún crimen intergaláctico. Pero yo aprieto los dientes y no delato a mis compañeros.

domingo, 1 de julio de 2012

Ciencia y ficción

El mundo de las letras está de enhorabuena con la aparición del programa informático Jurado3000, una poderosa herramienta que acelerará por fin el parsimonioso discurrir de los numerosos concursos literarios que existen en nuestro país. Se acabó esperar durante meses el fallo del jurado: ahora, en tan sólo cuestión de minutos y gracias a unos avanzados algoritmos de literatura, se podrá determinar de forma objetiva y científica cuál es la mejor obra literaria. No más esperas, no más arbitrariedad, el futuro ha comenzado.