miércoles, 30 de noviembre de 2011

Lo romántico (2)

En el aeropuerto le doy un sobre y ella me pregunta qué es. En vez de contestarle que una carta, le digo: «es cocaína, para que te detengan al intentar subir al avión; así podré verte más a menudo, que la cárcel no está demasiado lejos».

martes, 29 de noviembre de 2011

Lo romántico

—He dibujado en esta pared mi mano para que puedas tocarla cuando me eches de menos.
—Haber dibujado una teta, entonces.

lunes, 21 de noviembre de 2011

La abstención

En Pinares de Entretiempo, Murcia, ha triunfado la abstención. Esta incomparecencia en la fiesta de la democracia no se ha debido a un desencanto de sus habitantes por la política, sino que la causa tiene nombre y ese nombre es Virtudes, la puta del pueblo, a la que le tocó presidir la única mesa electoral de la localidad. Virtudes cumplió con sus obligaciones democráticas de forma ejemplar, pero su presencia espantó el voto de sus clientes habituales, que súbitamente declaraban encontrarse enfermos cuando entraban en el colegio electoral y daban media vuelta. El motivo de estas repentinas dolencias parece claro: temían enfrentarse a las miradas escrutadoras de sus mujeres frente a la prostituta local; no era el escrutinio que esperaban en día de elecciones. Se rumorea que la Junta Electoral planea repetir los comicios en el pueblo, no sin antes recomendar a los hombres que guarden cama, para que se recuperen pronto.

domingo, 20 de noviembre de 2011

El amor ciego

Ella le envía por correo electrónico archivos de sonidos que ha grabado. Sonidos que él tiene que identificar. Sus pasos en un suelo de madera, por ejemplo. El roce de su falda. El agua de la ducha. Una tos de un transeúnte que pasa bajo su ventana. El canto de unos grillos. Cosas que ella escucha al cabo del día y que él no puede ver, pues está lejos.

sábado, 19 de noviembre de 2011

El bigote

Un buen día, el señor Moreno decide dejarse bigote. Esto no tendría nada de extraordinario si no fuera porque decide dejarse bigote hitleriano. Para que le respeten en el trabajo, piensa. Para que le miren las mujeres, que Hitler tenía mucho éxito entre ellas, al menos en Alemania. Para disimular, se deja crecer durante los siguientes días un bigote completo; cuando éste está ya lo bastante poblado, se afeita los laterales. Ya está, es Hitler. O al menos se parece, aunque no lleva el flequillo como él. Pero ese bigote tan característico. Ese bigote le da prestancia a su rostro. Es otro, de pronto. Es el diablo. Es alguien a quien obedecer.
Sale de casa lleno de una fuerza nueva, dispuesto a comerse el mundo. Por el camino se cruza con unos niños que van al colegio. Le miran. Le miran y se ríen de él. «¡Mirad, es Franco!», dice uno de ellos. El señor Moreno menea la cabeza: seguro que las juventudes hitlerianas eran más respetuosas. Y más cultas. Luego fantasea con su llegada al poder. Creará las juventudes morenistas, que serán un ejemplo de virtud. Niños como ángeles vengadores.
En la oficina no se levantan al verle. Él esperaba que le saludaran, prietas las filas, con el brazo en alto. Pero no. Sólo le miran con estupefacción durante unos segundos y luego siguen con lo suyo. ¿Serán la oposición comunista? Pero entonces aparece el jefe y le dice: «Moreno, llega tarde. Eh, ¿y ese bigote de Charlot?». Y la oficina estalla en carcajadas y el señor Moreno piensa que tendrá que preparar cuidadosamente su putsch.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Esta sensación tan rara

Cuesta acostumbrarse a esta sensación tan rara. Hablo de la felicidad, claro, y no es que no haya sido nunca feliz, no, lo que sucede es que siempre he tenido una felicidad episódica, no una felicidad duradera (que suena a nombre de operación militar). Es extraña esta felicidad tranquila. La sensación de que todo, por fin, está en su sitio.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Sociedades secretas

—Buenos días, quiero apuntarme a una sociedad secreta.
—¿Cómo dice?
—¿No se ha enterado? Se han puesto de moda.
—¿No es eso contradictorio?
—Tal vez. Pero lo importante es que no se conozca cómo funcionan.
—Entonces no se apunte a una o se enterará.
—No, no. No me entiende usted: lo interesante es el sentimiento de pertenencia. Ir por la calle sin que la gente sospeche que perteneces a una misteriosa sociedad secreta. Cruzarte con otro miembro y hacer un gesto de complicidad.
—Eso suena un poco homosexual.
—No, hombre. Se trata de una complicidad criminal.
—Ah. De todos modos, no puedo ayudarle, no tenemos un registro de las sociedades secretas. Me parece que eso iría contra el espíritu de las mismas.
—Qué calamidad. ¿Qué hago ahora?
—No sé. Podría poner un anuncio en el periódico.
—No creo que eso sea muy secreto.
—¿Y si lo escribe en clave?
—¡Entonces no lo entenderá nadie!
—¿Y qué más secreto que eso?
—Tiene usted razón. Sería como formar mi propia sociedad secreta, tan secreta que sólo la conozco yo.
—Y yo.
—Sí, vale, usted también, pero sólo sabe que existe. No sabe nada de nuestros oscuros propósitos ni de nuestras reuniones.
—Sé que son reuniones minoritarias.
—Porque somos una sociedad secreta exclusiva, amigo. ¿Piensa que aceptamos a cualquiera?
—No sé, ¿cuál es el criterio de selección?
—¿Lo ve? No sabe nada de nosotros.
—Es complicado estar al día con tanta nueva sociedad secreta.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Un artista de la Biblia

Eduardo Piamonte entiende el arte como un ejercicio místico por el impacto que supuso el catecismo en su vida. Toda su obra artística es una reelaboración de pasajes bíblicos. Así, saltó a la fama cuando en su primera exposición le prendió fuego a una zarza con la que luego hizo un número de ventriloquia. Ahora vuelve a ser noticia con su último trabajo artístico, pues fue detenido ayer por la tarde tras liberar en Egipto un cargamento de langostas que había introducido en el país de forma ilegal. Por si esto no fuera suficiente, se le acusa de contaminar el Nilo con pintura, causando con este acto una matanza entre la fauna del río. Las manifestaciones de repulsa por parte de los ecologistas se repiten por todo el planeta mientras en Egipto se habla de una condena de treinta a cuarenta años. Eduardo Piamonte sólo sabe decir que tan difícil es ser artista como profeta.

martes, 15 de noviembre de 2011

La arritmia sentimental

Nunca le dije que la quería. Pensé que era demasiado pronto y, enseguida, se hizo demasiado tarde.

lunes, 14 de noviembre de 2011

La tinta

Escribo para construir el silencio.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Elipsis

—No sé por qué, pero me he puesto cachonda de repente.
—Vale. Ya está. ¿Te ha gustado?
—¿Qué ha pasado? ¿Cómo es que estoy mágicamente desnuda?
—Ha sido una elipsis.
—¿Qué? Es la primera vez que tenemos una elipsis follando. ¡Ya no me quieres!
—No es eso, cariño, ha sido para ganar tiempo. Que tenemos que ir al aeropuerto.
—No me parece nada romántico que tires de elipsis, Antonio. Aunque tengamos prisa.
—Vale, ¿y si tenemos otra elipsis y nos ahorramos la discusión? Sería más cómodo, ¿no?
—Siempre es tu solución para todo.

sábado, 12 de noviembre de 2011

La soledad del proyeccionista

Sí, aquí arriba es un mundo aparte al que nunca viene nadie. Abajo está la gente, que ve las películas que pongo yo. Es una comunicación unidireccional, aunque yo no sé qué trato de decirles con el trabajo de otros. Ellos nunca me dicen nada, salvo cuando protestan porque la imagen está desenfocada o el sonido está demasiado alto. Es una labor solitaria y estoica, sí, la magia del cine.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Curaciones por hipnosis

«Usted no tiene cáncer», aseguraba el hipnotizador, «lo que tiene es un catarro mal curado, pero se le pasará en unos días». Y los enfermos morían felices, creyendo que gozaban de buena salud.

jueves, 10 de noviembre de 2011

El horóscopo

Hoy conocerá al amor de su vida. Y lo perderá. Porque lo conocerá en la parada del autobús, pero tomarán autobuses distintos. Usted cogerá el 21, mientras que el amor de su vida subirá en el 15. Esto es lo que pasa cuando distintas líneas comparten marquesinas: el caos, el desamor. Quéjese al alcalde.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

El miedo a la oscuridad

—Te llamo escondida bajo las sábanas, pues se ha roto la bombilla y tengo miedo a salir de la cama. A saber qué podría estar acechándome en la oscuridad. Pero aquí debajo no puede verme y apuesto a que tampoco puede escucharme. La oscuridad es así: miope y sorda, aunque aterradora igualmente.

martes, 8 de noviembre de 2011

La magia del anonimato

Recibe una nota que pone: echo de menos hablar contigo. Él no entiende nada. Si nunca le ha cerrado la puerta a nadie, si siempre tiene tiempo para todo el mundo. ¿No se habrán equivocado? ¿No será una nota para su vecino, que es más arisco? Pero enseguida imagina que la nota sí es para él, que se la ha dejado alguien de su pasado, alguien que se alejó y que de pronto sufre un acceso de melancolía y recuerda las horas pasadas conversando de esto y aquello. Las horas con él. Y de pronto se siente tontamente orgulloso y decide de forma arbitraria que ha sido alguna de las personas importantes de su vida. Aquella, claro. O aquella otra. Sí, cómo no. No podría ser de otra manera.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Posibles vidas

Hoy he tenido miedo a hacerme vieja. ¿Vas a escribir sobre esto? Bien. He estado todo el día pensando en posibles vidas. Pensando en que no sé lo que voy a ser. Pensando en que no sé qué voy a hacer con mi vida. ¿Y si elijo el camino equivocado? ¿Y si me doy cuenta cuando ya es demasiado tarde? Estos pensamientos me aterran. Pero también me aterra no hacer nada por miedo a equivocarme. Es mejor una vida equivocada que nada, supongo. Pero preferiría acertar.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Los cantos de las musas

Y me llegan los cantos de las musas, que me llaman como los de las sirenas, dulces y llenos de promesas, pero yo cierro la ventana porque tengo tanto que hacer y no hay tiempo ahora para quimeras y otros seres mitológicos.

sábado, 5 de noviembre de 2011

La presentación

Nos hemos reunido todos hoy aquí para presentar el último libro del difunto Karl Mishton: Las noches sin dormir, un estudio poético del insomnio que le condujo a la muerte, muerte que, de alguna manera, celebramos hoy, pues bien que celebramos estos poemas y el impulso artístico que había detrás de ellos. No podríamos leer esta obra si el autor siguiera vivo, es evidente. Si el autor hubiera encontrado el sueño y el consiguiente descanso, ¿estaríamos aquí reunidos? ¿Para hablar de qué? No habría libro ni habría evento, estaríamos todos en casa, quizá aburridos. Así que hemos de considerarnos afortunados, pues el autor murió para entretenernos y que viniéramos todos hoy. Y por sólo diez euros el ejemplar, damas y caballeros.

viernes, 4 de noviembre de 2011

La cara

«La primera vez que te vi, pensé que tenías cara de haber sufrido mucho», me dice. «Claro, es que soy un hombre de mundo», bromeo yo. Ella no me hace caso y continúa: «tenías ojeras y arrugas de dolor aquí». «Sí», contesto, «eran mis pinturas de guerra, pero ya me las he quitado».

jueves, 3 de noviembre de 2011

La cena

Julián llega a casa y le pregunta a su mujer qué hay para cenar, a lo que ésta contesta que no está autorizada a darle esa información. Él no da crédito a lo que acaba de oír y le pide que se explique, pero ella contesta que no puede ser, que tendrá que presentar una solicitud formal a sus superiores. Después se encierra en la cocina, dejando fuera a su marido lleno de dudas y de hambre.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Cine de autor

«Me encanta el uso de los fundidos en negro que hace el director», dijo ella. Pero no era cosa del director de la película, sino de mi tele, que fallaba.