martes, 12 de junio de 2007

Desesperanzas

"Quizás estamos instalados en la desconfianza", dijo. "Deberíamos mudarnos entonces", respondí yo, pero no le hizo mucha gracia.

jueves, 7 de junio de 2007

Desengaños

Voy a aprender a mentirte para que me quieras, dijo él. Ella sonrió, conmovida por su ingenuidad.

miércoles, 6 de junio de 2007

Desencuentros

Todo estaba perdido, lo supo aquella noche cuando la vio bailar abrazada a su marido. Tanto sufrimiento para nada, se dijo mientras se llevaba la copa a la boca y bebía de ella. Ya sólo quedaba vestirse de amargura. Pagó la cuenta y se marchó.

Ella, mientras bailaba, observaba su silla vacía y se preguntaba si volvería.

martes, 5 de junio de 2007

Amores urbanos

¡Abajo la poesía urbana!, gritaban los manifestantes. Ya estamos cansados de versos como "los bordillos de las aceras son precipicios al abismo", dijo Laura, estudiante de Bellas Artes. Tus escotes sí que son abismos de perdición, pensó Ernesto sobre su amiga, pero en lugar de expresarlo en voz alta se limitó a gritar una consigna previamente acordada por el Comité Central. Al fin y al cabo, sus reivindicaciones ante Laura iban a tener el mismo éxito que las de los manifestantes ante la mala poesía.

lunes, 4 de junio de 2007

No hay manera de decir adiós

No hay manera de decir adiós, murmuraba mi mujer mientras tomaba un nutritivo desayuno. Yo leía en el periódico que había guerra en el otro lado del mundo, quizás en un lugar imaginario. Por lo que a mí respecta, lo es, pensé, mientras pasaba a la sección de deportes y empezaba a leer los gráficos explicativos de por qué un gol es un gol y no una mesita de jardín.

Entonces mi señora rompió a llorar y me acusó de haber robado su juventud y habérsela vendido a unos traperos. O algo así, pues me costaba entenderla con tanto sollozo. Yo le di un sorbo a mi café y le dije que no dramatizara tanto, que era muy temprano para estar triste y que ya se encargaría el natural discurrir del día de deprimirnos. Ella hizo como que no me había escuchado y siguió llorando. Suspiré y volví a mi lectura. Por lo visto, el entrenador de mi equipo consideraba que era conveniente fusilar a los jugadores para superar la crisis de juego y resultados.

Si pudieras volver atrás, ¿no cambiarías nada?, preguntó de pronto mi mujer. Dejé el periódico sobre la mesa y la miré en silencio.

Había empezado a llover. En ese momento reparé en que había olvidado leer mi horóscopo.

domingo, 3 de junio de 2007

Alegrías

Me gustaría que el día tuviera 48 horas para poder perder el doble de tiempo.

sábado, 2 de junio de 2007

Era el fin del verano

Era el fin del verano. Vendí todas mis cosas y me marché a Abisinia a traficar con armas. Bueno, quizás no. Creo que me limité a fundirme con la ciudad y desaparecer de la vida de todos. De todos modos, nunca estuve demasiado presente.

viernes, 1 de junio de 2007

Máscaras

Siempre que me ilusiono, acabo arrepintiéndome. Por eso apenas sonrío, por eso tengo siempre cara de póquer.