La ciudad siempre ha sido mía. Bueno, no, pero suena bien. Sería una excelente forma de comenzar una historia, aunque fuera una historia falsa como la mía. Porque ella no me quiso, así que tuve que inventarme nuestro amor, que jamás pisó estas calles, aunque a mí me gusta pensar que sí y que todavía se puede oír el eco de aquellos pasos imaginados cuando uno da un paseo al final de la tarde.
1 comentario:
Esa imaginación le va a acabar pasando factura.
Publicar un comentario