martes, 13 de septiembre de 2011

El juicio

—Señoría, mi cliente desea que conste en acta que tiene un catarro.
—¿Y eso qué relevancia tiene?
—Es evidente: tiene las defensas bajas. ¿Acaso no tiene mi cliente derecho a un juicio justo?
—Para ocuparse de la defensa de su cliente ya está usted, ¿no?
—Ah, pero es que yo soy abogado, señoría, no médico.

2 comentarios:

José Antonio Fernández dijo...

Muy de Groucho.
Me gustó mucho.

Microalgo dijo...

Irrefutable.