martes, 24 de enero de 2023

No more heroes

Me dijo que fuera a Madrid, que me guardaba una entrada para ver gratis a los Stranglers en la Joy Eslava. Como el periplo del héroe está trufado de obstáculos, una vez en Madrid me notificó, mortificada, que no quedaban, que había tenido que ceder la mía para prensa, que lo lamentaba mucho, que me compensaría (nunca es buena señal cuando te prometen esto). De todos modos, al final me pasé igualmente por allí por si en el último instante aparecía alguna entrada para mí y, sobre todo, por si podía verla en la puerta o qué sé yo. No hubo suerte, claro, así que eché a caminar por las calles de la gran ciudad. Un escritor inédito y de provincias paseando en la capital del reino. Las prostitutas me hacían sugerentes propuestas desde las esquinas, lo cual me halagaba un poco (no porque pensara que me veían guapo, sino porque creían que tenía dinero). Volví cuando la gente empezaba a abandonar el local y me quedé allí un rato con la esperanza de vislumbrarla brevemente entre la multitud. Pensé en Pavese esperando a su bailarina. Para efectos dramáticos diremos que me llovía encima a lo Clint Eastwood en Los puentes de Madison, aunque este punto sea del todo falso. En cualquier caso, mi dignidad lagrimeaba con intensidad cuando regresé a mi solitaria habitación de hotel.

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