Dice usted que no evitó el robo porque temía por su integridad física. Muy bien, pero ahora yo le pregunto: ¿por qué no dio la vida por la empresa? No tengo más remedio que despedirlo, pues aquí queremos trabajadores leales, no egoístas que piensen sólo en el propio pellejo.
1 comentario:
¿Despedirlo? Hay que ordenarle que cometa Seppuku.
Blandengues.
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