—¿Tienes algo que hacer esta noche? Podríamos tomar algo y...
—Perdona, pero no puedo salir contigo.
—¿No te gusto?
—No es nada personal, es que tengo mi vida perfectamente diseñada y tú no encajas en ella. Por ejemplo, mi futuro marido se llamará Adam, será de Boston y arquitecto.
—Eh, pero yo sólo hablaba de tomar algo, no de matrimonio.
—Ya, podríamos salir y pasarlo bien, pero es que a mí me gustan los hombres más espontáneos.
1 comentario:
Como excusa no está mal. Se lo ha currado, al menos. En ese momento él, con una sonrisa, debe replicar: "Pues es una pena, porque no vale Usted tanto, señorita, como para que yo me cambie el nombre, y mucho menos para que me gradúe en una carrera tan aburrida y poco metafísica como es la arquitectura. Buenas noches", debe apostillar él, por fin, y largarse, antes de que a ella se le ocurra una réplica ingeniosa.
Al enemigo ni agua. Qué coño.
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