viernes, 5 de diciembre de 2014

Un hombre

—Como estás saliendo con mi hija, creo que estaría bien que nos conociéramos un poco tú y yo.
—Por supuesto, pregúnteme lo que quiera.
—Dime, ¿tú te masturbas?
—¿Yo? Dios me libre.
—¿Ni siquiera pensando en mi hija? ¿Es que no te gusta?
—Claro que me gusta, señor. Pero la respeto.
—Mira, no es ninguna falta de respeto masturbarte en la intimidad de tu cuarto pensando en alguna señorita, digo yo. Es natural. Y sano. ¿O es que no te hace falta masturbarte porque te estás follando a mi hija?
—No, no, yo a su hija no la he tocado nunca.
—¿Entonces? No tienes sangre en las venas. Mi hija está muy buena, ¿sabes? Cientos de hombres darían su fortuna por llevársela a la cama y tú, su novio oficial, me dices que no la tocas. ¡No eres merecedor del cuerpo de mi hija!
—¡Vale, lo admito, me la follo, me la follo a diario!
—La verdad, ya no sé si creerte.

2 comentarios:

Microalgo dijo...

Pfjjjj!!!

Microalgo dijo...

Eso le pasa por no usar modalizadores del lenguaje tales como "no muy frecuentemente" o "raras veces", o ambiguedades como "no tanto como sería de desear", y cosas así. Marear la perdiz, vamos.