martes, 24 de junio de 2014

La musa y la novela

Al escritor lo despierta un ruido. Abre los ojos y ve a una hermosa mujer vistiéndose. Concretamente, poniéndose las medias. En condiciones normales, reaccionaría de forma negativa ante un allanamiento, pero la chica es muy bella y da gusto despertarse con una visión así. Sin embargo, la curiosidad le empuja a romper el silencio y preguntar de forma poco original:
—¿Quién eres?
—Hola —responde ella alegremente—, no quería despertarte. Pues soy tu musa, claro. ¿Ya no te acuerdas de lo de anoche?
—Lo cierto es que no, pero me encantaría rememorarlo —dice, alargando la mano hacia uno de los sedosos muslos de la muchacha.
—Qué mal que no lo recuerdes —responde ella con un mohín, pero dejándose acariciar—. Anoche estabas lleno de entusiasmo.
—Puedo imaginarlo, sí.
—Ibas a escribir una novela.
—¿Qué? ¿Yo? —pregunta, deteniendo la caricia.
—Tú, claro. ¿O es que hay alguien más aquí? Me acordaría de eso, ¿sabes? No suelo hacer tríos.
—Te creo, te creo. Pero...
—¿Pero qué? —dice ella con los brazos en jarras, botando de forma muy erótica sus pechos.
—Que yo no soy novelista. No soy más que un cuentista de tres al cuarto. Una novela me queda grande, nunca mejor dicho.
—Anoche no decías eso. Ibas a escribirla aunque te llevara toda la vida. Aunque nunca consiguieras terminarla realmente. Ibas a dedicarte en cuerpo y alma a ello como si no existiera nada más en el mundo.
—No sé, me parece raro. No suelo ser tan ambicioso.
—Anoche lo eras —dice ella con ojos pesarosos, levantándose de la cama y poniéndose la falda.
—Espera, espera, si tú afirmas que lo dije, será verdad.
—Eso está mejor —sonríe ella mientras se abrocha la blusa.
—¿Te volveré a ver?
—Puede ser, sí, pero siempre cuando menos te lo esperes —y sale de la habitación.

1 comentario:

Microalgo dijo...

Musa cabrona y chantajista.

En fin, joder, obedezca. ¿Acaso le queda otra? Cree Usted un personaje (que para eso se las pinta solo) y empiece a moverlo por ahí. Ya verá cómo le empiezan a pasar cosas.

Y al final no lo mate, que le conozco.