viernes, 14 de febrero de 2014

Peinarse contra el viento y otros actos de heroísmo cotidiano

La vida siempre deja este regusto amargo, un poco como a cianuro. Es el sabor de boca de Himmler, digo siempre yo, aunque mis interlocutores se molestan por estas afirmaciones y se levantan entre improperios a mi persona por estropear lo que hasta ese momento estaba siendo una muy agradable tarde.

1 comentario:

Microalgo dijo...

Pues yo veo el tropo bastante correcto. A no ser que sus interlocurores sean de la Juventudes Hitlerianas, claro.