—Te llamo para recordarte —dice ella.
—Qué tontería —contesta él—. Si me llamas es precisamente porque me recuerdas.
—Pero no bien. Hay un vacío, una imagen desvaída que, creo, se parece a ti, pero cómo saberlo. Es como un cuadro que hay que restaurar y por eso te llamo, para devolver el recuerdo a su estado original.
—Imposible, yo tampoco soy el mismo de entonces.
—¿No?
—Claro que no: he cambiado, como todo el mundo. Y también tengo un recuerdo difuso de mí, seguramente muy poco fiel a la realidad. A ti por, el contrario, te recuerdo muy bien, aunque tampoco serás ya la misma, claro. Pero recuerdo bien la que eras; mucho mejor que el que fui, desde luego.
3 comentarios:
Después de 20 años buscando el amor verdadero, conoces al hombre o mujer de tu vida y piensas: "porqué no te habré conocido antes?"
Pues porque antes no merecíamos otra cosa mejor, pues teníamos que seguir aprendiendo... Lo importante es evolucionar... siempre para bien.
Sólo en el recuerdo ajeno las cosas no cambian.
Besos :-)
Ay.
¿Por qué me cuenta Usted mis propias cosas, coño?
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