Tiene el insomnio, aunque sea contradictorio, algo de ensoñación: la realidad aparece extraña, con los bordes difusos y uno se mueve en ella como dentro de melaza. También tiene mucho de fracaso, de no saber hacer bien las cosas, pues la idea era dormir, dormir mucho, incluso, y sin embargo la habitación se va llenando de luz sin que uno pueda hacer nada para remediarlo.
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