jueves, 5 de julio de 2012

Historias de gente corriente: Sergio

Una vez tuve una cita con una chica que había conocido en una página web de contactos. En su perfil había una foto de una chica atractiva, pero cuando se presentó en el bar resultó que estaba muy gorda. Consideré de mal gusto decir: «oye, estás gorda», así que callé y pedí una cerveza. Ella pidió una Coca Cola light, lo que me pareció raro, puesto que estaba claro que esa batalla ya la tenía perdida. Ninguno quería aludir al elefante en la habitación, como dicen los anglosajones (una expresión muy poco afortunada en este caso, por otra parte), así que hablamos de cosas banales durante un rato que se me hizo eterno, aunque intentaba disimular las miradas que lanzaba de tanto en tanto al reloj. «Di lo que piensas», me espetó de pronto, «que se te nota en la cara». «Entonces no hace falta que lo diga, ¿no?», contesté yo. «Sería un acto de sinceridad por tu parte», respondió ella. «Eh, no me hables de sinceridad, que no soy yo quien engaña con su foto de perfil». «¿Cómo que engaño?», se ofendió ella. «¿Acaso no soy esa chica?». «Ah, ¿lo eres?», pregunté yo con sorna. «Por supuesto que lo soy, pero hace cinco años. ¿Es que acaso no soy la misma persona? ¿He de quemar todas las fotos que no sean rigurosamente actuales? ¿Y si me tiño el pelo de otro color, también tengo que deshacerme de las fotos antiguas? ¿He de hacerme una foto diaria? ¿Una cada cinco minutos? Un ser humano es un continuo, una sucesión de momentos y cada uno de ellos es representativo; yo he elegido un momento que me hace feliz y en el que soy tan yo como ahora mismo, igual que seguiré siendo yo cuando salga de este bar», terminó. Yo no supe qué decir a todo esto, pero tenía claro que no me había apuntado a la página de contactos para tener discusiones metafísicas, así que pedí la cuenta al camarero, pagué y salí de allí enseguida.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

seguro que al final se la cepilla..

Microalgo dijo...

No sé yo, creo que ella tampoco estaba por la labor.

Yo tengo una foto de cuando tenía dos años en la que estoy monísimo. A ver si alguna pederasta loca se aviene a seducirme.

Marc Verlén dijo...

Pagar la cuenta: prostitución metafísica con caracter nietzscheano.

Un saludo.

Unknown dijo...

Estuve leyendo todo es genial lo que escribís.

El país de Tócame Roque dijo...

Bueno, como argumento elaborado por parte de la señorita está bien montado, pero sigue siendo una mentira, ella no es la misma ni por dentro ni por fuera, triste, pero es así, y no hay porqué aceptarlo

El país de Tócame Roque dijo...

Acabo de descubrir este blog, y ya me ha enamorado, a leer y leer...