viernes, 18 de diciembre de 2009

Episodios nocturnos

Por la noche, ebrio en alguna calle. Me llega un mensaje al móvil: «he conocido a la chica de tus sueños». Qué estará maquinando ahora esta tía, me pregunto yo. De mujeres oníricas ya he tenido bastante, donde esté lo tangible... Aunque podría ser peor, claro, podría haber conocido a la chica de mis pesadillas o a la de mis desvelos e intentar presentármela. Como si a mí no se me diera lo bastante bien tirar la vida por la borda. Es tan sencilla la autodestrucción, es algo innato. Quizá por eso le pregunto cómo se llama la susodicha mientras observo mi reflejo en el escaparate de una tienda de vestidos de novia, lo que es un detalle tan ridículo que parece sacado de una peli mala de Hollywood.

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