Querida Adèle:
Vuelve conmigo. Te quiero. No me importa que todos los hombres del mundo quieran seducirte y la mitad de las mujeres también. Soy lo bastante engreído como para pensar que mis comentarios ingeniosos valen más que sus tácticas quintacolumnistas. En el fondo tú también me necesitas, sólo que no lo sabes, pero deberías hacerme más caso a mí que a tus propias sensaciones. Además, soy un blanco fácil y siempre lo seré.
Un beso.
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