Nos vamos del hospital tras aguardar durante cuatro horas a que nos atendieran, pero esto parece ofender a la enfermera, que nos alecciona: «Hay un horario de espera». Qué frase tan desafortunada, tan estúpida. Como si por imperativo legal estuviéramos obligados a esperar y no fuera consecuencia del maltrato a la sanidad pública. «No es usted digno de ser atendido si no pasa antes por el proceso; a mayor espera, mayor recompensa».
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