Qué me separa de la gente que va hablando sola por la calle. Seguro que no hay mucha distancia. Al fin y al cabo, yo escribo también un poco para nadie. Un escritor sin lectores. Me gusta pensar a veces que a Fante tampoco le iba demasiado bien con la literatura, pero esto no deja de ser un intento de equipararme con alguien digno de admiración (hacer trampas al solitario es otra tendencia propia de un anacoreta). Qué pocas chicas conozco en Montreal, se quejaba Leonard Cohen en un poema. Yo me lamento de forma parecida cuando pienso en qué pocas mujeres de mi pasado leen mis novelas. Sólo me constan Alba y Lara, el resto considera mi literatura tan descartable como mi persona. Al igual que estos textos, que hace mucho que aburrieron a quienes un día los leían con interés y ahora sólo se acumulan sin fin, aunque a mí me vienen bien para recordar detalles difuminados por el tiempo. Este blog es el albañal de mi memoria.
1 comentario:
No deje de escribir, puede que el patio de butacas esté ahora en silencio, pero eso no significa que no haya un público disfrutando de la obra.
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