«Conócete a ti mismo», decía la entrada al oráculo de Delfos. Como si esto fuera posible. ¿Quién es uno? La identidad es una ilusión, una creencia arraigada. Puedes tener mil caras, según a quién preguntes. Para tus amigos eres una persona interesante y divertida, mientras que aquella chica que no te hacía caso declara con honestidad que eres un pesado y que se te debe condenar al ostracismo. Eres todos y ninguno, ¿con quién quedarte? Con la versión más grata, claro, hay que vivir.
1 comentario:
Es algo curioso, eso. Es como el barco de Teseo :3 Filosofía dura xDD
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