jueves, 15 de junio de 2023

El idiota

De alguna manera absurda estaba convencido de que aparecerías, aunque llevemos trece años sin vernos. Qué sé yo, recordaba cuando era un inédito pero aparentemente creías en mi talento. ¿No era una bonita manera de cerrar el círculo? Porque no creo que vuelva a la feria del libro de Madrid. Es probable que en el futuro publiquen antes a novedosas y relucientes inteligencias artificiales que a autores desconocidos que no alcanzan unas ventas mínimas. Es cierto que no hablamos nunca, no se puede decir que haya entre nosotros amistad, pero creía que al menos quedaría una cierta camaradería tamizada a través del recuerdo, que lo engalana todo. Así que allí estaba oteando la multitud, que me ignoraba. Siempre se me ha dado fatal interpretar las señales (las evidencias, más bien). Soy lo contrario de Sherlock Holmes. Esperaba verte aparecer en el último momento, quizá corriendo porque llegabas tarde, como en las películas, o de manera casual, como si pasaras por allí y todo fuera una hermosa coincidencia. «Oye, por qué no me firmas tu libro, has recorrido un largo camino hasta llegar aquí» (como un hámster en su rueda, pero mejor no comentemos esto). Qué tontería ahora que uno lo expresa en alto, ¿verdad? Como la libertad de hablarte en este blog que hace años que no lees (tal vez no recuerdes ni la dirección). Ya, lo sé: plantear momentos intrascendentes como catarsis no es buena idea porque siempre te vas a decepcionar. Creer que vendrías a verme es darme una importancia que jamás he tenido en el orden natural de las cosas. Pero eso nunca me ha frenado en mis fantasías, claro.

4 comentarios:

Clara dijo...




Quien no ha sentido lo que describes de una forma tan emotiva????.Pasado el momento nos sentimos tontos o ingenuas.Solo sé que después de la decepción se iluminan otros aspectos muy personales. Me ha encantado

Anónimo dijo...

Hola amijo, ¿ahondas en la vacuidad del mundo moderno y perfilas unos personajes que escenifican la precariedad laboral, las frustraciones que genera la cultura de la imagen y, en última instancia, la —en apariencia inexistente— lucha de clases?

Gabriel Noguera dijo...

Eso dicen.

Alma dijo...

A veces no estar no significa no querer estar.
Enhorabuena por lo conseguido. El relato continúa.