Los vecinos de arriba discuten si la azotea es comunitaria. El vecino que se ha apoderado de ella argumenta, si es que podemos llamarlo así, que es suya. Vamos, que se limita a gritar: «no es comunitaria». La vecina que reclama el uso para todo el edificio le responde también a gritos: «sí es comunitaria». No parece que así vayan a convencer al otro, pero insisten de todos modos. El alarido como razón de peso hasta que al final se cansan y vuelve cada uno a casa (estas tablas aparentes benefician al usurpador, puesto que ha logrado que se mantenga el statu quo).
1 comentario:
Yo creo que depende de quien conserve aún la llave de la azotea jaja
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