Paso una hora sentado en una caseta. Esperando que alguien quiera que le firme un ejemplar de mi novela. Pero no. Sólo entablo conversación con personas que creen que trabajo allí y me preguntan por algún otro libro. Pero al final, cuando me dispongo a marcharme porque se ha cumplido la hora, una señora muy maja me pregunta si soy Gabriel Noguera. Contesto afirmativamente. Me dice que le ha llamado la atención que naciera en Gotemburgo, pues a ella le encanta Suecia. Yo no puedo decir gran cosa al respecto, pero le firmo el libro con gratitud.
2 comentarios:
Los escritores son como caracoles de caseta babeando por una firma.
Algo es algo!
Publicar un comentario