A pesar de mi proverbial agilidad, a menudo tengo problemas para esquivar a los alocados adultos montados en patinetes que intentan atropellarme en la acera. Yo esperaba que el futuro sería otra cosa, pero quizá es un síntoma de la decadencia de Occidente o, peor aún, parte de un plan maquiavélico para acabar con el exceso de población.
1 comentario:
Ay, la decadencia...
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