—Señora, yo la amo.
—¿Así, de repente?
—No, es un sentimiento que ha ido fermentando con el tiempo.
—¿Como una bebida alcohólica?
—Sí, pues es usted embriagadora.
—Ajá, muy amable, supongo, pero me temo que tiene usted cara de abstemio sempiterno.
3 comentarios:
-No, soy un alcohólico empedernido.
Zasca repleto de elegancia, mira tu.
Uh. Con una retórica hemos topado...
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