—¿Y si los dioses existen, pero les puede la indolencia?
—No sé si te sigo.
—Imagina que tienes toda la eternidad por delante, ¿de verdad ibas a dedicarla a estar solucionando los problemas de la gente? ¡Qué aburrimiento! Puede que al principio estuvieras lleno de energía e ilusión, pero la rutina enseguida acaba con esto. Pasado el tiempo, intervendrías a lo sumo en la vida de una persona o dos. Vamos, esto sería casi accidental.
—«Los milagros accidentales» suena bien como título, pero puede que no tenga mucho gancho proselitista.
2 comentarios:
Dios,es eso Dios.
No ha lugar,simplemente los accidentales milagros requieren del don de la fe.
Po yo voy dao, entonces.
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