—Su problema es que tiene que ser original, pero no demasiado.
—¿Se puede ser demasiado original?
—Claro. Es lo que se llama ser raro. ¿Quién admira a los excéntricos? Sí, vale, están bien para un rato, para hacernos reír y todo eso, pero no como modelos de conducta. Hay que alcanzar el equilibrio entre la originalidad y lo cotidiano. Usted pensará que lo que le estoy pidiendo es un imposible, pero es que precisamente ahí está el mérito.
1 comentario:
Voy a investigar por aquí
Publicar un comentario