domingo, 21 de octubre de 2018

Epifanías

—Acabo de tener una revelación.
—¿Religiosa?
—Quita, quita: literaria.
—¿Por fin lo dejas?
—Al contrario: ahora es cuando de verdad empiezo. Lo veo clarísimo: tengo que reescribir la novela de arriba abajo. Comenzarla de otra manera.
—Ajá, rehacerlo todo. Maravilloso. Muy productivo. La verdad es que con revelaciones así pocas sectas podrías montar.

2 comentarios:

Laura dijo...

:) o montar una secta en tu cabeza... nos esclavizamos con nuestras propias ideas... y así pasamos día tras día. Haciendo y deshaciendo.
Un abrazo.

Microalgo dijo...

Pero nueve horas al día sin mover el culo de la silla. Verá qué pronto acaba.