A diario miro mi puesto en las bolsas de sustituciones del cuerpo de profesores y hago cálculos de cuándo podrían llamarme para trabajar. Gracias a la tecnología puedo ser partícipe del proceso y ver cómo voy ascendiendo en la lista poco a poco. Sería de lo más práctico que existiera algo parecido para otros ámbitos de la vida. Para la literatura, por ejemplo.
1 comentario:
Pues esto tiene sus ventajas. Pero bueno: cuando nos toque la primitiva (ya sabe que la hago por duplicado), no tendrá que preocuparse más.
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