Entro en los servicios de un centro comercial, pero me topo con unos tornos. Un cartelito indica que la entrada cuesta ochenta céntimos. Ochenta céntimos, casi un euro, por mear. Me doy la vuelta de inmediato pensando en la decadencia del mundo moderno, que corroboro al advertir que junto a los tornos hay una portera controlando las entradas y salidas de los usuarios que vienen a excretar. El peor empleo del mundo.
1 comentario:
¿Y sale rentable pagarle a una persona por eso?
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