Caballero, yo he escrito mis libros bajo los efectos de ciertos delirios de grandeza totalmente injustificados. Me hipnoticé a mí mismo, supongo, y me convencí de que aquello era lo mío, aunque la realidad fuera más antipática y no apoyara mi tesis con algún gesto. Admito que tampoco me hubiera valido cualquiera: habría tenido que ser un gesto grandilocuente.
1 comentario:
Y bueno, hace mucho que no le sugiero que trace un plan.
Publicar un comentario