Otro año consumido como una vela en una habitación vacía. Me aferraré en 2018 a la idea de que los años pares me sonríen, aunque esto en 2016 demostró ser una mera superstición. Pero hay que empezar el nuevo año con los bolsillos repletos de ilusiones e ir dejándolas caer a cada paso para poder regresar algún día a ese punto de partida ingenuo y esperanzado.
1 comentario:
Eso no funciona, señor Noguera. O al menos no basta.
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