sábado, 31 de diciembre de 2016

El año en que todo salió mal

Dijo una vez Lou Reed que éramos muy afortunados por vivir en la misma época que Leonard Cohen y en 2016 se terminó esta suerte. Os podría hablar de todas las veces que me ayudó a destilar el dolor en algo más o menos soportable. O del coñazo que les di a las mujeres de mi vida con Leonard Cohen esto y Leonard Cohen aquello (no es mala cosa que se acuerden de ti por él). O de las veces que he usado Lawrence Breavman como seudónimo en algún concurso. O de los tres conciertos suyos en los que tuve la fortuna de estar: Lisboa (2008), Granada (2009) y Madrid (2012). Podría hablar mucho de él, es lo que he estado haciendo casi toda mi vida. No sé, era bonito habitar la misma Tierra que Leonard Cohen. Habrá que acostumbrarse a su ausencia hasta que Trump nos mate a todos. Mientras tanto, feliz 2017.

1 comentario:

Microalgo dijo...

Amén.

Uno se imagina que podría haber sido amigo de ese hombre, haberse tomado alguna una cerveza con él en un pub oscuro, los dos mirando hacia el camarero, sin mirarse mutuamente, hablando bajito y espaciando las respuestas, meditadas (para eso era budista) entre sorbo y sorbo.

Con Bob Dylan la imagen no funciona.