jueves, 26 de noviembre de 2015

La dedicatoria

Señoría, el caso está muy claro. El autor repite que la leyenda que aparece al principio del libro no es más que una dedicatoria, pero esto es harto discutible. Podemos leer que dice: «Para Matilde Centeno». No «Dedico este libro a Matilde Centeno», ni «A Matilde Centeno»; es evidente por tanto que se lo entrega a ella. Es decir: el demandado cede, y además por escrito, los derechos a mi cliente, la señorita Centeno.

1 comentario:

Microalgo dijo...

Cabrona, la centeno. Y encima mi mujer es celíaca.