sábado, 9 de agosto de 2014

Un asunto de gravedad

—A veces tengo miedo de que te asomes a la terraza y te caigas.
—¿Cómo me iba a asomar de manera que me cayera?
—No sé, podría traicionarte el peso de las tetas, por ejemplo.

1 comentario:

Microalgo dijo...

Un lastre evolutivo. Pero qué gustazo de lastre, por otra parte.