jueves, 24 de julio de 2014

Las jugarretas del ego

El ego te la mete doblada, te pone zancadillas y luego le echa la culpa al empedrado. Y le haces caso porque es agradable. Todo el mundo quiere creer que es especial. Todo el mundo quiere que le digan cosas bonitas. Pero no todo el mundo se deja engañar. Eso es un defecto grave del carácter, aunque el ego se empeñe en ocultarlo. Hace falta disciplina para corregirse, la disciplina de lo correcto para dejar de reinventar pasado, presente y futuro. No reinterpretar más la realidad, sino aprender de una vez por todas a leerla (no es un código tan complicado).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Complicado no es, pero ofrece siempre múltiples lecturas.