Nadie lo adivinaría a simple vista —dice el señor jubilado—, pero soy periodista. Diariamente redacto una carta al director sobre un asunto de actualidad y la envío a algún periódico. Soy ya un colaborador habitual de dos diarios conservadores, me publican con frecuencia. Tengo una carpeta llena de recortes de mis artículos. Mi hija me dice que estoy haciendo el ridículo y que me busque otra afición, pero yo creo que tiene celos de mi éxito. Ya verá cuando me den el Pulitzer y obvie su nombre en mi discurso, ya.
1 comentario:
Qué rencoroso.
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