Truffaut está vivo y Godard está muerto, decía una pintada en el muro. Me pregunté si sería un error o algo deliberado y me acordé de Philip K. Dick y la realidad
real. Lo cierto es que yo siempre me he sentido incómodo con la realidad. La realidad es un pantalón que me queda grande, aunque a veces trato de ajustármelo con el cinturón de la imaginación. En cualquier caso, no es una verdadera solución y siempre vas dando la nota. Pensé entonces en un hombre que va al sastre a quejarse de que el traje que le ha vendido no le queda bien y el sastre le contesta: la culpa es suya, que está usted mal hecho.
1 comentario:
Me acabo de zampar (precisamente) el primer volumen de los cuentos completos de K. Dick. Tengo un segundo volumen en la recámara, pero (ay, infelice) me he dado cuenta de que son cinco.
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