Como escritor, he sido como un futbolista de ráfagas, de destellos, de momentos puntuales. Ah, qué grande podría haber sido si no se hubiera dejado llevar por la indolencia, dicen algunos de mí, si se hubiera centrado, si no hubiera llevado unos horarios tan anárquicos, si hubiera entrenado de forma asidua. Pero no supe, no pude, no quise.
2 comentarios:
Hum.
Tal y como están las cosas, parece que la escritura podría restringirse, como en épocas pretéritas, a la aristocracia. Si soy rico, me puedo sentar todo el rato que quiera a escribir, que ya los criados me hacen la cama. Eso sí, solo escribiría cosas como:
"La duquesa se levantó esa mañana sin una clara idea de a qué dedicaría el díá. Dejó que las dos jóvenes y pizpiretas ayudas de cámara terminaran de vestirla y salió a los jardines a cazar mariposas..."
Etc.
Otra posibilidad, muy al alcance de Usted, es fabricar (ojo, el verbo es deliberado) un best seller y convertirse en un aristócrata económico. Es una rendición ante el sistema y una traición a su Bushido, claro, pero piense en que a) tendrá tiempo para escribir lo que quiera y b) lo vestirán dos jóvenes y pizpiretas ayudas de cámara por la mañana.
Eso sí, ya que le he dado la idea, hágame un favor: si se ve en esa tesitura, deje en paz a las mariposas. Las pobres.
Me gusta mucho este texto. Es como la historia de Ronaldinho, una historia tristísima.
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