«Cuando un niño llora en mitad de la noche es porque alguien ha muerto», dice de pronto mi mujer. Yo aparto la vista de la tele, alarmado. ¿Qué?, digo. Nada, contesta ella. De repente, rompe a llorar el bebé de los vecinos. Mi mujer sonríe como una bruja, yo musito una torpe disculpa y salgo corriendo a la calle.
2 comentarios:
... para no volver jamás.
Tengo ganitas de sonreír mi sonrisa de arpía, me hace tan feliz saber que hay otras por ahí...
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