viernes, 26 de abril de 2013

La vida desencadenada

Mi abuelo padece la enfermedad de Alzheimer y vuelve a creerse un adolescente. Me toma por un compañero de correrías y siempre me está pidiendo que demos una vuelta por ahí, pero en secreto, no sea que se entere su padre, que es muy estricto y le castigaría. Este fenómeno de regresión me fascina, pues me da por pensar que todo eso de la madurez no es más que un fraude. Resulta que no evolucionamos moldeando con la experiencia nuestra forma de ser, sino que saltamos de una personalidad definida a otra personalidad completamente distinta y nuestras antiguas vidas quedan almacenadas en algún lugar oscuro de la mente. Encadenadas en el inconsciente y porfiando por volver a ser, por retomar el control.

3 comentarios:

Microalgo dijo...

Pues lléveselo, que a lo mejor ligan.

Microalgo dijo...

(Y luego si te he visto, no me acuerdo).

(Vale, está bien, tampoco es esa enfermedad como para tomársela a broma).

Javier dijo...

Creo que es exactamente así. Es como pintar encima del mismo lienzo un montón de cuadros distintos, no esculpir una escultura.