—Cuándo vas a escribir la novela —me pregunta mi mujer—. Antes siempre te las dabas de gran escritor, decías que serías el próximo Dostoievski y sin ser ruso, lo que tenía más mérito, pero no escribes una palabra desde hace meses.
—Es un proceso lento, hay que dejar madurar la idea.
—Creo que esa idea ya está podrida, ¿eh?
—No seas borde.
—A ver, cuéntame esa famosa idea.
—Pues... es una novela sobre parejas.
—Sobre las guarras de tus ex novias, seguro.
—No, no, sobre parejas anónimas. Una novela sobre el amor y su fin.
—¿El final del amor?
—El motivo, más bien.
—Vaya una mierda de novela, eso no le interesa a nadie. A estas alturas de la película. Tendrías que escribir, qué sé yo, sobre sexo, que está de moda. Sexo duro y violento. Con vampiros, a ser posible. Y zombis.
3 comentarios:
Y droides. Son las tres cosas que mejoran un palícula: zombies, vampiros y droides.
Película, digo.
Aunque si salen vampiros, como son pálidos, pues...
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