martes, 19 de febrero de 2013
El dédalo
Sueño que voy por un laberinto. Al principio tiene su gracia, claro. Pienso que es un desafío y que encontraré la salida finalmente, que para algo soy el héroe de la historia. Creyéndome Teseo, avanzo decidido, pero al cabo de unas horas empiezan a entrarme dudas. Quizá me he perdido, pienso. Quizá no encuentre nunca la salida, lo que tal vez tenga también su épica (trágica), pero visto desde fuera. Quizá sobrevaloré mis aptitudes al entrar aquí. Y quiero pedir socorro a gritos, pero de mi boca no sale más que un susurro. «Socorro», murmuro a las paredes. Y yerro eternamente pidiendo auxilio en voz baja, como si no quisiera molestar.
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2 comentarios:
Solución topológica para los laberintos de dos dimensiones: péguese a una pared (la izquierda, por ejemplo) y sígala sin desviarse.
Y bueno, tampoco creo que este conocimiento matemático le sirva a Usted de mucho en la vida, pero nunca se sabe.
Qué angustioso.
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