Doctor, estoy estresado, no puedo con mis problemas, le dijo a su médico. Usted encójase de hombros, contestó éste. ¿Y ya está?, preguntó el paciente. Ya está, con eso será suficiente, que es un gesto literario y práctico a la vez: ya verá qué bien le sienta al cuello. El paciente, ante esta sugerencia tan poco común, se encogió de hombros por primera vez. Era verdad que sentía alivio, pensó. E indiferencia. De pronto, era como si nada pudiese afectarle. Era invulnerable. Por muy terrible que fuera la dificultad con la que se encontrase, podía superarla con un simple gesto.
2 comentarios:
muy bueno ;) Un saludo!
Qué bonito sería que todo fuera tan sencillo.
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