Martínez saca a pasear a Goliadkin, su perro, y al volver a casa descubre que en la caseta de éste hay un perro idéntico al suyo. Pero más manso. Más sano. Más fiel, seguramente. Para acabar de estropearlo, Goliadkin ladra al intruso. Está furioso. El doble, mientras tanto, menea la cola y mira amistosamente a su nuevo amo, que sonríe.
3 comentarios:
Vaya, hay que tener cuidado con los dobles. Todos tenemos nuestra luz y nuestra penumbra. Ciao!
Si hay doble perro, hay doble amo. Ojito.
-El perro es el mejor amigo del hombre.
-¿Y el hombre?
-El hombre es una patata.
Publicar un comentario