viernes, 1 de julio de 2011

La muela del Juicio

Abra la boca, le dice el dentista. Y Edelmiro Bautista obedece y trata de mantener la mente en blanco mientras mira el techo, pues la verdad es que es un tanto incómodo que un desconocido se asome a la boca de uno y la examine detenidamente, por muy dentista que sea. Por suerte, el examen dura poco: el dentista se retira con el rostro lívido, cadavérico. Edelmiro se pregunta si su aliento resulta tan desagradable, pero, antes de que pueda decir algo, el dentista le explica la causa de las molestias que le aquejan desde hace unos días:
—Caballero, le está saliendo la muela del Juicio Final.
—La muela del juicio, querrá decir.
—No, no, la del Juicio Final. Las Sagradas Escrituras son claras: «y en el segundo semestre del año 2011, a un hombre anodino le saldrá la muela del Juicio Final, y ésta será una de las señales de que llegan los últimos días y blablablá».
—¿Eso viene en la Biblia?
—En un evangelio apócrifo. El de Apolonia de Alejandría, patrona de los dentistas.
—¿Y no puede extraer la muela y punto?
—¿Qué dice, insensato? Eso haría que el final fuera inmediato y no me he levantado hoy con la idea de provocar el fin del mundo en mi consulta. No, todavía podemos disfrutar del tiempo que nos queda, hasta que lleguen los Cinco Jinetes del Apocalipsis.
—¿Cómo que cinco?
—Sí: la Peste, la Guerra, el Hambre, la Muerte y la Caries.
—¿La caries?
—Pero no una caries cualquiera, sino una que hará que se nos caigan los dientes al suelo, que pasará a estar adoquinado a partir de ese momento con molares, premolares, incisivos y caninos. Y en el infierno no habrá rechinar de dientes, sino de encías, que es más asqueroso.

1 comentario:

Microalgo dijo...

Gueeej.

Por cierto, ya hace tiempo que "lívido" y "pálido" pueden ser sinónimos, cuando antes "lívido" era, exclusivamente, "amoratado". Ahora uno duda cuando construye la imagen en la cabeza... Tch. corruptelas del lenguaje, qué le vamos a hacer.