martes, 3 de mayo de 2011
Fantasmas de los bichos
Me cuenta que no puede dormir, que se levanta de la cama y va al cuarto de baño (no dice para qué, pero imagino que para mear, no para mirarse en el espejo como una coqueta y reconocerse en el reflejo). Allí ve un bicho, un bicho que corre, como si llegara tarde a algún sitio, aunque no lleva reloj (y es que esto sólo lo hacen los conejos). Ella ante esto reacciona con decisión: tiene que matar al bicho. Porque es muy feo y la vida va a tratarlo muy mal. Es un acto de caridad, es por su bien. Eutanasia, casi. Aunque no le pregunta al bicho su opinión y decide ejecutarlo sin un juicio justo, pero también es cierto que no son horas para mantener conversaciones con insectos y no digamos ya celebrar juicios (¿dónde iba a encontrar un abogado competente?). Así que coge papel higiénico, que tampoco es cuestión de mancharse, y lo aplasta de forma expeditiva, inmisericorde. Tanto, que parece que lo ha desintegrado, pues al querer regodearse con la visión del cadáver descubre con sorpresa que no hay nada. Como si el bicho sólo hubiera existido en su imaginación o, peor aún, fuera el fantasma de un bicho que mató en el pasado y se presentara ahora para atormentarla. Pero esto no tiene sentido alguno. Si fuera el fantasma de un mamífero, sería otra cosa. El fantasma de un perro, por ejemplo. O incluso de un ratón. ¿Pero dónde se han visto fantasmas de insectos? Interrumpe sus pensamientos el bicho, que vuelve a aparecer. Le ha gustado y quiere repetir, piensa ella. Ha resucitado para morir de nuevo. Y esta vez no falla, que en el papel higiénico queda la prueba del delito. Pero sólo brevemente, pues ella comete un error: tira el papel al retrete. Como si ignorara algo que te enseñan en primero de Derecho: si no hay cuerpo, no hay asesinato. Y es cuando le digo esto que le entran las dudas. Tenía que haber pedido la autopsia, se lamenta. Porque esto es terrible: si no hay asesinato, quiere decir que no ha muerto. Metafísicamente es posible, sí, le digo yo.
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6 comentarios:
¡Siempre hay un bicho dispuesto a atormentarnos!
¿Soy muy retorcida o ésta es tu manera de criticar sutilmente la operación Bin Laden?
Feliz lunes.
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Lepisma saccharina, probablemente.
A mí me da penita matarlos, pero qué va a hacer uno.
Adoro al Conejo Blanco, me siento muy identificada con él, :D.
Conversaciones "trascendentales" de madrugada jajaja.
Enganchada a sus textos, un saludo!
Si tuviera una conversación como esta a las tantas de la noche con mi pareja pensaría "Sí, esta vez sí, has encontrado al hombre de tu vida".
Jajajajaja
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