viernes, 13 de mayo de 2011

El último poeta búlgaro

Luboslav Petrov se define como el último poeta búlgaro, aunque en realidad sea extremeño. «Pero yo soy búlgaro por vocación», afirma. Y no cualquier búlgaro, sino búlgaro de finales de los ochenta y principios de los noventa: con mullet y bigote. Los motivos de esta identidad son también un enigma para él, enigma que intenta resolver en su poesía, pues ya en su primer poemario, Por qué soy búlgaro (Ediciones Guacamole, 2001), se preguntaba por la Bulgaria interior. Su nuevo poemario se llama La soledad es un perro solitario y es la lucha de un hombre por entender un mundo absurdo o viceversa. El autor habla de la insondable angustia de la soledad del outsider en versos como «Hay té / en la alacena / y un cuerpo / en el sofá». Porque no hay salida a todo esto, defiende apasionadamente Petrov cuando dice: «La soledad es un perro solitario / que ladra a un árbol / que no le responde / y se queda quieto / como un árbol». Ya en las mejores librerías.

3 comentarios:

José Antonio Fernández dijo...

Pues salgo a comprarlo ya!

Marina dijo...

xDDD

Eres un genio, Señor K. No comentas el error de John Kennedy Toole. Aguanta.

Microalgo dijo...

Y en las peores librerías, puede que también.